Un inventario de casas y tierras en alquiler y venta abre el plan de repoblación de San Vicente

Se han creado varios grupos de trabajo para avanzar en proyectos como una Casa del Pueblo y valores de rehabilitación

D.M.
04/10/2020
 Actualizado a 04/10/2020
José, María, Judith y Sade, han encontrado en San Vicente un lugar idóneo para sus proyectos de vida.| L.N.C.
José, María, Judith y Sade, han encontrado en San Vicente un lugar idóneo para sus proyectos de vida.| L.N.C.
 Una base de datos de existencias, de las infraestructuras del pueblo y en qué estado están y un inventario de viviendas y tierras. Es uno de los primeros objetivo marcados para desarrollar en el Plan de Repoblación de San Vicente y La Retuerta, la población de Arganza y su barrio anexo, que a través de la nueva Asociación de Amigos, pretende recuperar vitalidad de un modo sostenible y respetuoso con el entorno.

El pasado sábado se celebró al primera asamblea del colectivo donde se aprobó el citado Plan de Repoblación y se crearon los grupos de trabajo para iniciar estos primeros pasos para los que se marcan el plazo de un año. «Queremos saber cuántas viviendas e infraestructuras hay, y saber si el dueño está interesados en venderlas o alquilarlas, saber la disponibilidad, contactar con los dueños y poder proponerse alguna acción que les anime» a recuperar o facilitar la vivienda, explica José Sánchez presidente de la asociación. Pero también seguirán proyectos de nuevas infraestructuras «como la fibra óptica, que está aprobada para el pueblo».

Otro de los objetivos prioritarios tratados en la asamblea para este primer año es tener «un centro social, una casa del pueblo donde poder reunirnos o organizar algún evento, porque ahora no tenemos donde hacerlo, de hecho la asamblea la celebramos en la calle», apunta el presidente.

Yo volví por las dificultades en la ciudad y por conciencia con mi tierra, para dar provecho aquí a mis estudiosPara poder mover estos proyectos, que quieren devolver la vitalidad a San Vicente y La Retuerta, se han creado grupos de trabajo, uno para el inventario de casas y de tierras, otro para la casa del pueblo, otro más llamado ‘Valores’ «que tiene que ver con lo que queremos para el pueblo» y otro grupo de trabajo para cuestiones de comunicación y ámbito jurídico «que es tratar los temas más jurídicos como alquileres, usufructos y tratar de hacer proyectos presentables a nivel jurídico para presentar a las instituciones», explica María Jiménez, una de las socias activas del colectivo, licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, que hace unos meses, poco antes de la pandemia,cambió su vida en Madrid por un nuevo proyecto en el Bierzo. «Yo acababa de estar a gusto en la ciudad, por la dificultad de acceso a la vivienda, las malas condiciones de trabajo y por conciencia con mi tierra que es el Bierzo y dar provecho a los estudios que he tenido aquí en vez de explotar ese capital en una ciudad grande».

Similar han sido el camino de su hermana Judith Jiménez, bióloga, que trabajaba en Barcelona en el sector del turismo y cuando empezaba la pandemia se quedó sin empleo y regresó al Bierzo, a su casa. Al Complicarse el panorama, se quedó y conoció el proyecto de San Vicente.Otra de las socias,Sade Fernández también estudio Derecho y ya se vino hace unos mese sal Bierzo a desarrollar su trabajo y ahora busca «ayudar a que la gente se quiere volver al mundo rural, a una vida más sencilla, más cómoda y más barata».

De la mano de la Junta Vecinal de San Vicente, que lleva años reclamando la carretera de comunicación con Vega de Espinareda, fue precisamente en pleno confinamiento cuando decidieron dar el paso de agruparse y dejar de esperar a que las soluciones vinieran solas. «Cuando constituimos la asociación aquí en el Bierzo estábamos en fase 3. Amí me llamaba gente de Madrid para ver si sabía de casas en venta...», explica José. que llamó a Ángela Abad, la presidenta de la Junta Vecinal y le dije «éste es el momento».

Desde el colectivo tienen claro lo que quieren. Comunicaciones básicas en buen estado y conectividad. A partir de ahí, el entorno y el empuje de los vecinos y los nuevos amigos del pueblo podrán hacer buena parte del resto del trabajo.

Un visitante que llegue a San Vicente podrá hacerlo desde la localidad de Quilós por una carretera en mal estado de unos 9 kilómetros o desde Vega deEspinareda por una bella pista al lado del río de unos 7 kilómetros, la que llevan años demandando convertir en una carretera asfaltada. Al llegar encontrarán «casas en ruinas, otras que se están arreglando, otras arregladas..., en verano mucha gente en el entorno del río y en invierno lo que ves es mucha gente caminando», explica Sade.

Queremos que las administraciones formen parte de nuestro plan, no sólo ir a pedirles Todos tienen claro lo que quieren para San Vicente y sobre todo, también muy claro lo que no quieren. «Queremos revitalizar el pueblo y queremos que sea conun turismo sostenible. No autobuses y autobuses de viajeros a darle de comer en grandes comedores. Queremos algo más humano, acorde al entorno y respetuoso con las capacidades del pueblo. No podemos pretender cosas grandes para un pueblo pequeño». Llamarán a las puertas de todas las administraciones, a las que «no queremos ir a pedir, queremos que formen parte de este plan de repoblación».

Esperan que la asociación crezca gracias a la web que han cread, que esperan sea «un punto de encuentro».
Ahora hay muy pocos vecinos residentes permanentes en San Vicente y La Retuerta y unos pocos más ocasionales, de los nuevos pobladores, o originarios retornados, que se han interesado por el proyecto.Darán que hablar a través de la Asociación de Amigos de San Vicente y La Retuerta, que están dispuestos a trabajar duro y a levantar el pueblo unidos.
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