Un año y medio "desesperados" sin noticias de Fernando Madrid

La búsqueda del hombre, desaparecido en San Andrés del Rabanedo, se iba a impulsar justo antes del primer estado de alarma

C. Centeno
10/05/2021
 Actualizado a 10/05/2021
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Fue el 4 de noviembre de 2019. Fernando Madrid, que en aquel momento tenía 78 años, se desorientó cuando daba un paseo en el término municipal de San Andrés del Rabanedo. Llamó a su mujer en varias ocasiones y en la última conversación «le dijo que creía que ya sabía donde estaba, que estuviera tranquila y que volvería pronto a casa», pero el móvil se quedó sin batería y nada más se supo de su paradero.

Casi un año y medio después, siguen sin saber nada del hombre. Emilio Álvarez, amigo personal del matrimonio, reconoce que cuando en marzo del año pasado consiguieron en una reunión el compromiso del subdelegado del Gobierno en León, Faustino Sánchez, para impulsar su búsqueda irrumpió la pandemia y «ha quedado todo en agua de borrajas».
En las llamadas telefónicas que mantuvo con su mujer, Fernando Madrid dijo que estaba en una carretera con árboles a ambos lados y que había pasado por un cementerio, por lo que sospecharon que se encontraría cerca del Ferral. La triangulación de la señal que marcaba el teléfono hasta que se apagó comprendía, en esa línea, una zona entre Ferral del Bernesga, La Virgen del Camino y Montejos, donde se le buscó sin éxito durante aproximadamente una semana, según aseguró su mujer en un reportaje publicado por La Nueva Crónica. Participaron agentes de la Policía Nacional de León y San Andrés, locales, vecinos, voluntarios de Protección Civil e incluso alumnos de la Academia Básica del Aire. No tuvieron suerte, ni tampoco la mayor afluencia de gente en la zona durante el verano dejó rastro alguno de Fernando Madrid. «Es una cosa rarísima», reconoce Emilio Álvarez explicando que sobre todo en los meses de buen tiempo la zona en la que se encontraría el desaparecido está más concurrida y alguien podría haber visto algo. «Te planteas de todo, incluso que se pudiera caer a un pozo», confiesa.

Diecisiete meses después de que se perdiera su rastro, Delfina González, su mujer, «está hecha polvo». A la angustia de no volver a tener noticias de su marido se une que «no puede hacer nada y tiene todo paralizado», cuenta Emilio Álvarez, ya que tienen que transcurrir un tiempo determinado para declarar su ausencia y poder llevar a cabo, por ejemplo, la venta de bienes inmuebles.

En una entrevista con La Nueva Crónica hace un año, Delfina reconocía que su único deseo era «que aparezca mi marido y que se le busque, porque no se puede dejar de buscar a la gente, si no está ahí tiene que estar en otro lado».
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