Truchas que dejan huella en la memoria

Todas las capturas tienen algo especial, pero las hay que te aportan más y se te quedan grabadas en la memoria, dejando una huella en tu alma

Rodrigo Prado Núñez
26/04/2019
 Actualizado a 14/09/2019
Imagen de una de esas truchas que pueden acabar dejando huella para un pescador.| R.P.N.
Imagen de una de esas truchas que pueden acabar dejando huella para un pescador.| R.P.N.
La suerte no depende de uno, pero la elección del lugar, la precisión en el lance, la paciencia y la ilusión si. Todas las truchas que se pescan tienen algo especial, pero las hay que por lo que sea te aportan algo más y se quedan grabadas para siempre en la memoria, son truchas que dejan huella en tu alma y que ya siempre las recordarás.

Se escapaba la nieve...

Allí, por encima de la localidad de La Pola de Gordón, donde se une el río Casares al Bernesga, llega el primer gran regalo de la naturaleza. En esa confluencia de corrientes, cuando chocan lateralmente, se puede observar que sus coloraciones se conservan separadas y discurren en paralelo durante muchos metros, …luego, poco a poco, se funden y sus aguas ya no se distinguen.

Este tramo, no muy frecuentado por los aficionados foráneos, es abrupto y difícil de pescar. Cuando dos corrientes de agua que fluyen presurosas chocan, se forma una zona en la intersección donde la corriente circula más lenta y las truchas encuentran más fácil el alimento, por lo que se convierten en una buena zona para proponerles nuestros engaños en forma de señuelos.

Cuando se mantiene en el fondo de la corriente, sin carreras ni tirones, significa grandeza y fortaleza No se puede asegurar al cien por cien en que caudal picó este magnifico ejemplar, si en el del río Casares, con aguas más claras y rápidas, o en el del Bernesga, con ellas más sosegadas y algo tomadas. Lo dejaremos en que fue entre dos aguas. La picada fue suave, pero todo presagiaba que la pelea iba a ser larga. Caña curvada y línea tensa, pero la trucha, con mucha facilidad, se mantenía en el fondo de la corriente, sin carreras ni tirones. Los pescadores bien saben de siempre que esto significa grandeza, fortaleza. A los diez minutos de forcejeo cedió y por fin subió a la superficie, fue entonces que se dejó ver… asombro, admiración. Intenta liberarse, coletea y brinca de un lado a otra poniendo a prueba la flexibilidad de la caña que por momentos parecía ceder. El hilo tenso, muy tenso, parecía que estaba apunto de romper en cualquier momento. Río arriba saca sedal y combate. Sigue nevando, continua la pelea, al otro lado del hilo hay resistencia, potencia.

Cuando dos corrientes chocan se forma una zona donde las truchas encuentran más fácil el alimento El agua heladora abraza la cintura, el frío penetra la ropa térmica, pero eso ahora nada importa, solo ella y este momento mágico, instinto contra experiencia. La suerte está echada. La presión de la caña la obliga y la trucha cede, pero cuando nota una presencia extraña gana profundidad y forcejea, se va corriente abajo sacando metros y más metros de hilo. Conocido su tamaño y fuerza se puede presagiar lo peliagudo que será su captura.

Pasado unos minutos vuelve a subir a la superficie y con un gran salto muestra toda su fuerza y belleza fuera del agua, instantes de emoción e inquietud. Luego, pasado un rato y poco a poco, va permitiendo la aproximación, es extraordinaria, salvaje. Cabeza baja, cola casi en la superficie y arqueando su cuerpo con aleteo lento pero incesante cede y se viene a la superficie, por un instante hay cruce de miradas y parece rendirse, la sacadera quieta y sumergida la espera, pero a penas entra…la libero del señuelo y al instante recupera su libertad nadando río adentro. Gracias princesa, nos vemos, sé por donde nadas.

Hay truchas y truchas que dejan huella en la memoria. Son recuerdos y sensaciones extraordinarias. Recordar es vivir.
Archivado en
Lo más leído