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Tres enfermeras ejemplares

25/05/2021
 Actualizado a 25/05/2021
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Siempre ha sido muy importante el papel desempeñado por el personal sanitario. En los últimos tiempos se hace especialmente significativo su trabajo para combatir y aliviar los sufrimientos ocasionados por la pandemia del coronavirus. Muchas de estas personas, incluidas las enfermeras, lo han pagado con su propia vida.

Se da la feliz coincidencia de que el día 29 de mayo de 2021 son beatificadas en la catedral de Astorga tres enfermeras astorganas de Cruz Roja, que también dieron la vida por servir a heridos y enfermos en otro campo de batalla hace más de 80 años, en los bellos parajes asturianos de Somiedo. Su mayor delito era, además ser voluntarias, católicas practicantes. Algunos pensaban que eran monjas debido a las capas que llevaban. Sus nombre eran Octavia, Olga y Mª del Pilar.

Sin ningún otro motivo que por el odio a la religión, estas jóvenes fueron vilmente violadas y torturadas por soldados del bando republicano y finalmente asesinadas por mujeres milicianas. Esta es la verdadera memoria histórica que los promotores de la llamada Ley de Memoria Democrática pretenden hacernos olvidar. La cifra de siete mil sacerdotes y religiosos asesinados en tan poco tiempo supera siete veces los crímenes de ETA. Y no vamos a caer en la trampa de decir que «algo habrían hecho».

No han faltado quienes han pretendido convencernos de que la cosa no fue para tanto, como si no fueran reales los cuerpos acribillados por las balas de estas tres mujeres jóvenes que dedicaron su vida al servicio de los demás. De alguna manera su beatificación debería ser un homenaje a todo el personal sanitario que se ha comportado con inmensa entrega y generosidad.

Pero, además, el testimonio de estas mujeres que prefirieron morir antes que renegar de su fe en Jesucristo es todo un ejemplo que deberían seguir tantos cristianos que se avergüenzan de serlo o no están dispuestos al más mínimo sacrificio o esfuerzo. Desgraciadamente en el mundo actual la persecución religiosa a los cristianos sigue presente en muchas partes del mundo, unas veces de manera cruenta, y otras, sin excluir a España, de manera incruenta pero real. Se la circunstancia de que muchas de estas víctimas son misioneros que han dedicado toda su vida al servicio de los más pobres.

Ojalá que la beatificación de las Mártires de Astorga, cuyas tumbas se encuentran en su bella Catedral, sea un estímulo para que cunda su ejemplo y no decaiga nuestro espíritu de servicio a los demás ni la fe en Dios.
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