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Traficantes de sentimientos

03/02/2020
 Actualizado a 03/02/2020
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El presidente de la Junta, Fernández Mañueco, pidió públicamente el otro día «un esfuerzo de pedagogía» hablando de la paralización del riego de los Payuelos por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero. Según él, se trata de algo indispensable «frente al barullo mediático».

El cronista lee estas declaraciones estando en meditación sobre el barullo del Parlamento Catalán, con la desposesión al presidente Torra de su acta de diputado por orden del Tribunal Supremo. Y es que, en el The Washington Post, acaba de salir un artículo firmado por George F. Will, en el que tilda a los catalanes protagonistas del separatismo de «traficantes de sentimientos» pues, según él, toda su argumentación se basa en la falsedad, ya que «Cataluña nunca fue una entidad soberana» y resulta curioso que allá, tan lejos, esta sea una cuestión tan clara mientras aquí, tan cerca, tantos la sigan viendo tan confusa. Será que hay que redoblar el ‘esfuerzo de pedagogía’.

Si a esto le añadimos el barullo organizado por el ministro Ábalos con su encuentro con la mano derecha del venezolano Maduro en el aeropuerto de Madrid, y el modo utilizado por el gobierno de la nación, trufado de anarco-comunistas-separatistas, ya casi podemos decir que estamos dentro, en el cogollo, de ese tráfico de sentimientos al que tan adictos se han hecho nuestros políticos.

Mientras tanto, la realidad se impone. En Velilla de Valderaduey arde la casa de unos que se dejaron seducir y abandonaron la ciudad para regresar al pueblo, a esa España vacía, e instalan allí su negocio. Y el edificio arde y pasan las horas y no llega ninguna ayuda oficial, porque no existe. ¿Quién les ha engañado a estos? ¿Quién les engañó haciéndoles creer que la sagrada Junta disponía de algún tipo de organización de ayuda a sus habitantes? Es el «dejarlo todo para quedarse sin nada» como escribía el poeta indio Rabindranath Tagore: «Para qué salir de casa para perderlo todo».

Del barullo mediático al tráfico de sentimientos y de la desfachatez de las palabras a la indigencia de la realidad cada vez va quedando menos trecho. Y todavía tratan de parar el Tsunami de la discordia de León con la Comunidad Autónoma mintiendo cuando aseguran que eso no está admitido por la Constitución Española. No hay más que acudir a su Artículo 143 para encontrar un camino directo.

Habrá que leer el último embeleco que está haciendo furor en el país de un tal Trump, titulado ‘American dirt’ de Jeannine Cummins, sobre la emigración de hispanos hacia USA para «coger un colocón» de ese licor barato que nos venden los traficantes de sentimientos.
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