17/09/2020
 Actualizado a 17/09/2020
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Dice la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, que el Gobierno del presidente que la nombró ministra de Justicia no solo no es responsable de ninguno de los efectos de la covid-19 en España, sino que su gestión ha sido la idónea para contener la pandemia. Es el mismo Gobierno que dijo que Dolores Delgado era la candidata idónea para ocupar una Fiscalía independiente. Esto sí que se veía venir, ambas afirmaciones son falsas. Es la vida según Pedro Sánchez, aquel que en julio proclamó solemne haber derrotado al virus.

No se me ocurre peor insulto que ese «idóneo» para las miles de familias de fallecidos, intubados y combatientes de las secuelas. Ni para los sanitarios contagiados por usar material defectuoso o no tener con qué protegerse durante las semanas más duras de la primera ola. Tampoco se me ocurre peor ofensa para los millones de afectados por los ERTES, los que todavía no han cobrado las ayudas prometidas, los que han visto quebrar su empresa o los que aguantan a duras penas meses y meses el parón económico que apedrea su proyecto de vida. Ni para la descoordinación constante con las autonomías, las diecisiete desescaladas asimétricas y las otras tantas vueltas al cole seguras a medias.

A veces las palabras menos gruesas son más devastadoras que los insultos malsonantes. La lejanía retorcida es desesperanzadora. Y ese «idóneo» es tan vergonzante y partidista, tan exculpatorio y grosero. Ese «idóneo» es otra pedrada a la confianza en las instituciones. Después hemos sabido que el informe ha tensionado la Fiscalía por la evidente politización de un órgano judicial esencial para la salud democrática. Este Gobierno de termitas es un agravio constante a la ciudadanía y la memoria. Es Sánchez compungido, dando el pésame a la familia de un etarra desde la tribuna del Senado. Tampoco pasa nada. Nos gobiernan tipos idóneos sin escrúpulos y borrachos de autocomplacencia.
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