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‘The Show must go on’

02/06/2018
 Actualizado a 10/09/2019
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Que el arte de la política se ha convertido en un lodazal, me imagino que a muchos hombres y mujeres de bien no les ha pillado desprevenidos. Les aseguro que había hecho propósito de enmienda para intentar escribir de cualquier otro asunto que suscitara y mereciera mayor interés, pero uno que es de sangre caliente y que en el fondo, esto de la política me gusta, no me queda otra que abandonar esa idea e intentar dar mi punto de vista sobre semejante show.

Dejando al margen ideologías y partidos políticos, la conclusión que sacamos los que nos hemos chupado muchos debates y visionados los programas de análisis y post análisis, es que al personal de la politología les gusta vivir del ‘taco gordo’. El taco gordo es la esencia de todo, el medio de vida de los que están pegados al asiento, esos a los que les da igual estar mandando o en la oposición, ya que pase lo que pase seguirán ahí con esas nóminas, y cada vez que les llega el ‘sms’ con el ingreso, les come media batería del trallazo.

El taco gordo es la añoranza de los tristes que hoy estarán haciendo la mudanza y que en muchos casos volverán al mundo real, a buscar las gasolineras más baratas. También es el sueño de los que abandonarán el mundo de las personas, el de apagar las luces para no consumir y el de buscar la oferta en el super, para dar el salto y empezar a no gastar.

Por eso cuando este viernes me acerqué a la feria de emprendedores, que magníficamente ha organizado la Cámara de Comercio, contando con todo el mundo y potenciando la inclusión y la diversidad tan maltratados en nuestra sociedad, me alegró que no hubiera un stand de ‘academia de politología’. Me ilusionó ver empresas de gran calado interesadas en jóvenes, y estos, con ganas de mostrar sus currículos y proyectos, un buen ambiente que a los más optimistas nos hace pensar que la gente normal, está muy por encima de las circunstancias. Como las dosis de energía y la contagiosa ‘creína’ de nuestro alcalde cuando tomó el micro, la presencia de todas las fuerzas políticas, algunos pendientes de que el móvil siempre tuviera cobertura por si llegaba la llamada de Pedro, las dos patronales, los sindicatos, la comunidad universitaria que sorprendentemente bajó y se mezcló con la ciudad, y por supuesto el Ejército y la Guardia Civil magníficamente representada por su teniente coronel, que como bien incidió el presidente de la Cámara, son también dos importantes salidas al mundo profesional.

Aprovechando este despilfarro de alegría intentaré no pensar en la que se nos viene encima y me despido con una genial frase del gran David del Cura: «La fiesta sigue, sólo cambia el DJ y los temas».
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