24/01/2023
 Actualizado a 24/01/2023
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La diosa Cibeles, en el corazón de Madrid, ha sido testigo mudo de muchas victorias del Real Madrid. Generalmente solo se habla de esta «diosa madre» y poco o nada de los leones que tiran del carro de la diva. Cuenta la leyenda o el mito que en realidad son un hombre y una mujer, dos amantes castigados, convertidos en leones, condenados a tirar del carro por toda la eternidad, sin poder mirarse mutuamente.

Por una vez al menos, han acudido a la famosa fuente fans de muchos equipos de futbol, tal vez a excepción del Barça, y no precisamente para celebrar victoria alguna. Independientemente del número de participantes en la manifestación contra el Presidente del Gobierno, no parece equivocado pensar que varios millones de personas, que no estaban allí físicamente presentes, lo estaban moralmente. Afortunadamente las voces de la multitud en ningún momento se tradujeron en actos de violencia y suponemos que estarán muy agradecidos los contenedores, farolas y escaparates de la zona, cuya integridad física ha permanecido inalterable. Parece que los amigos de la barbarie son otros.

No quiso la autoridad gubernativa que el testigo de esta magna concentración fuera, como habían deseado los organizadores, Cristóbal Colón. A partir de ahora se supone que se hablará menos de la foto del conquistador de las Indias y se hablará más de la foto de Cibeles. No obstante, el cambio ha sido providencial, porque de otra manera nos hubiéramos visto privados de la presencia de la pareja de amantes castigados, o sea, de los leones. En realidad los tres personajes de la fuente son la mejor metáfora para describir al pueblo español. La diosa, como es de piedra, no se entera de nada. ¿Será la representación de Sánchez que tampoco quiere enterarse? Ella, como el Presidente, va muy a gusto en el carro, en la poltrona del poder. Lleva un montón de años sin apearse. Y piensa seguir.

Si lo aplicamos a nuestra realidad nacional, veremos que quien tira del carro es el pueblo español. Con sus votos ayuda a la permanencia en el trono. Al igual que los felinos, al menos parte de este pueblo mira para otro lado. No es consciente de la gravedad del momento. No les vendría mal un baño en la fuente frente al actual ayuntamiento de Madrid a ver si espabilan. Y no es cuestión de criticar a ningún partido, es poner freno a una persona que está poniendo en serio peligro el futuro de España. No quisiéramos correr la suerte de los pobres leones destinados a sufrir por toda la eternidad.
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