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Tengamos la fiesta en paz

28/04/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Ocurre de un tiempo a esta parte, y no sólo en la Cultural, que hacen más ruido los chismes que los resultados, los gestos que los regates, las declaraciones que los goles, la persona que el futbolista. Tiene más morbo la celebración que hace un jugador de un gol que su desmarque o finalización.

Es una lástima que varios días después del último partido se siga hablando mucho de los oídos de Aketxe y poco de la actuación de Cristóbal.

El fútbol es exagerado, como todos aquellos que lo rodeamos, como nuestros comportamientos y reacciones. Un aficionado tiene derecho a insultar reiteradamente a un jugador y cuando éste brinca, es un proscrito. El jugador utiliza a su antojo a los medios de comunicación y cuando escucha algo que no es de su agrado, resulta incómodo. Y nosotros, los periodistas, no tenemos cintura para encajar. Se nos da mejor golpear.

¿La solución?. Se llama respeto. Todos somos necesarios, sabiendo cada uno su papel: el que paga, el que corre y el que informa.

Existen suficientes focos de fricciónen la caseta como para echar más leña al fuego: la desunión entre los jugadores, la actitud de los catarís, el purgatorio de Iosu Villar… Hasta que llegue la evaluación final, y si me lo permiten, yo seguiré disfrutando de la primavera blanca, del renacido espíritu goleador del equipo, de las nuevas y tardías variantes tácticas, del buen nivel particular de algunos jugadores o de la racha que le está empujando a un brillante final de temporada.

Oposita la Cultural de Ferrando a mejorar en posición y puntos a la Cultural de Cabello como pidió la gestora a principios de curso. Un dato tan objetivo como que el futuro del técnico catalán está lejos del Reino de León. O como que cuenta con un amplio respaldo de la hinchada que ya empieza a pedir cuentas ante una decisión hace tiempo tomada. ¿Se darán las explicaciones pertinentes o apelarán a los tópicos?
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