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Superdotados asociados

11/10/2020
 Actualizado a 11/10/2020
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Sospecho que estamos rodeados de superdotados y no lo sabemos. Gente que analiza con un vistazo millones de datos, de un soplo decenas de estrategias y el ánimo de millones de personas con un olfateo fugaz. Los hay a patadas, pero luego cuesta dar con alguien que haga una pequeña división de cabeza. Quizá todos tengan (de las múltiples inteligencias de Gardner) la de la música y no hayan explotado en la disciplina porque no los llevaron al conservatorio de pequeñines.

Tremenda cantidad de buenos pagadores de la cuota se está perdiendo MENSA por no hacer más labor de captación. Si todos aquellos analistas demostrasen la mitad de su perspicacia habitual superando el test cognitivo que se exige, podrían formar parte de la pionera asociación de superdotados. Habría manadas ingresando en el club, y portando el pin. El pin de la MENSA siempre puesto en la solapa de la chaqueta.

En todos los sectores quedan superdotados sin detectar. En el mucho más preocupante escolar infantil también. Ahí la cosa sí que está regulera. No les hacen pruebas con facilidad ni diligencia. En algunos coles dicen que mejor no enredar. Va un poco por comunidades, como la tasa de contagios. Para partirse el ojete: en 2018 hubo 11.500 detectados en Andalucía por 638 de Castilla y León. La hija de un colega madrileño va muy holgada en clase, y sus padres quieren salir de dudas con respecto a sus aptitudes, pero solo se les ha ofrecido la solución que ya se aplicaba cuando la EGB: la subidita de curso.

El tema es complicado, por eso surgieron las asociaciones como MENSA. ¿Que parece más una estafa piramidal (o ‘ponzi’ para los que no les dé vergüenza pronunciarlo) que otra cosa? No es problema. Por lo menos no habría de serlo para mis queridos analistas. Eso no los echaría para atrás. Porque los superdotados a los que yo me refiero tienen eso. Altas capacidades lo desconozco, pero temeridad a raudales. Acabar la carrera no, pero escribir memes con diecisiete faltas de ortografía, eso a diario.

Creo firmemente que deberían empezar a reivindicarse. De la misma manera que en Estados Unidos lo de ser Asperger está de moda porque en Silicon Valley es casi la norma, en España deberían darse a sí mismos más visibilidad. Dejarse de tanto análisis sesudo sobre la marcha y ponerse manos a la obra a explotar su imagen. Que dejen de sufrir en secreto y gimotear el sobado «qué complicado ser superdotado».

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