15/05/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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El suelo es mucho más que tierra. De tanto pisarlo y manipularlo hemos llegado a pensar que el suelo es sólo arcilla, arena,… materia inerte carente de vida. De esta manera, las múltiples funciones de los suelos pasan a menudo desapercibidas y desconocemos que el suelo es el principal recurso natural no renovable. Decía Leonardo da Vinci que «sabemos más sobre el movimiento de los cuerpos celestes que del suelo que pisamos». Parece que nada ha cambiado desde entonces, por eso la Asamblea General de la ONU declaró el 2015 como Año Internacional de los Suelos.

Al ser el suelo es un recurso no renovable, finito, su pérdida y degradación no son reversibles en el curso de una vida humana. La superficie natural de suelos productivos es limitada y se encuentra sometida a una creciente presión debido a la intensificación y el uso competitivo que caracteriza el aprovechamiento de los suelos con fines agrícolas, forestales, pastorales y de urbanización, para satisfacer la demanda de producción de alimentos, energía y extracción de materias primas de la creciente población. En este sentido, la erosión del suelo agrícola es uno de los problemas importantes que en la actualidad afectan a la agricultura mundial y también a la española, sobre todo en regiones áridas. En España, según datos de la Asociación Española de Agricultura de Conservación, más de un 50% del suelo agrícola está clasificado con un riesgo medio-alto de erosión.

Pero quizá la faceta más desconocida de los suelos sea su importancia como reservorio de biodiversidad: los suelos albergan una cuarta parte de la biodiversidad de nuestro planeta. El suelo es uno de los ecosistemas más complejos de la naturaleza y uno de los hábitats más diversos de la tierra: alberga una infinidad de organismos diferentes que interactúan entre sí y contribuyen a los ciclos globales que hacen posible la vida. Según la FAO: «No hay ningún lugar de la naturaleza con una mayor concentración de especies que los suelos. En el suelo hay miles de millones de microorganismos, como bacterias, hongos y protozoos, así como miles de insectos, ácaros y gusanos».

Los suelos proporcionan unos beneficios fundamentales para el bienestar humano. A pesar de su papel crucial, durante mucho tiempo no se les ha dado importancia. Teniendo en cuenta que la presión humana sobre los suelos está llegando a límites extremos que ponen en peligro nuestro futuro, hay una necesidad urgente de concienciar sobre la importancia de este recurso estratégico. No perdamos la oportunidad que este Año Internacional de los Suelos nos ofrece.
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