"Soy un 'caboberciano' sin Bierzo"

Jose A. Dos Reis se fue de su casa y su país, Cabo Verde, con solo 18 años y sin nada seguro. Recorrió diversos países, trabajó en casi todo, incluido de marino, hasta que desembarcó primero en Laciana y después en el Valle de Sabero, "por unas semanas" y lleva cuarenta años

Fulgencio Fernández
01/11/2020
 Actualizado a 01/11/2020
El caboverdiano Jose Antonio Dos Reis llegó "casi de rebote, por unas semanas" al valle de Sabero, pero se quedó y ha hecho allí la vida.  | F. FERNÁNDEZ
El caboverdiano Jose Antonio Dos Reis llegó "casi de rebote, por unas semanas" al valle de Sabero, pero se quedó y ha hecho allí la vida. | F. FERNÁNDEZ
«Yo soy un caboberciano de esos, pero sin Bierzo, pues aunque trabajé en muchos países en el Bierzo no, estuve en Laciana, que está cerca». Jose Dos Reis es un tipo fuerte y serio... con un excelente sentido del humor, incluso con eso que podríamos llamar sorna cazurra.

- Pero tampoco eres cazurro, como caboberciano...
- Bueno, lo de caboberciano pasa, pero cazurro ya tengo derecho a ser pues llevo aquí mucho más de media vida. Y si, además, resulta que había venido a pasar solo unas semanas tiene más mérito, creo yo.

Y explica cómo llegó al Valle de Sabero, ya hace casi medio siglo. Venía de la zona de Villablino, a buscar a un amigo de mí país para irnos nuevamente a Holanda, donde ya había estado casi dos años trabajando, como marino, era un trabajo duro pero quería volver».

Y aquí encontró a ese amigo, Abel, «que era un liante. Y como tenía que esperar unas semanas me dijo que pidiera trabajo en Hulleras de Sabero mientras tanto».

- ¿Pero cómo voy a pedir trabajo y marchar en dos semanas, que dirán en la empresa?
- No te preocupes. Ya lo arreglo yo para marchar.

Y ese humor de Jose Dos Reis sale a relucir. «A las dos semanas me dice que pida la cuenta, que diga que se ha muerto mi padre y que él, Abel, viene conmigo para acompañarme en un momento tal difícil». Con lo que no contaba su amigo es que hay cosas con las que no se juega y Jose no está dispuesto a decir que se murió su padre.

- ¿Y porqué no dices que se murió el tuyo?

Y Abel tampoco quiso.Se teme Jose que ya había dado alguna vez esta disculpa y así fue como el joven de Cabo Verde se quedó a trabajar en Hulleras de Sabero, hasta su cierre en 1991. «Como todavía no estaba en edad de jubilarme pues tuve algo de ganado y así sumé otra profesión más a mi andadura por el mundo, que hice de todo».

En ese periodo de tiempo ya se había casado, «con una sobrina de la señora Encarna, la de la fonda»; un lugar ligado al recuerdo de un tremendo asesinato que allí se produjo. «En definitiva, que no me fui con Abel, que conocí primero la mina y después a la que sería mi mujer... y me gustaron las dos. Y ya no me fui más».

Bueno, sí se tuvo que ir antes de casarse. «Es que mi suegra era muy de iglesia y cuando me iba a casar resultó que yo no tenía partida de bautismo, aunque sí estaba bautizado, en Cabo Verde, pero el cura que no me casaba, mi suegra que había que casarse por la iglesia... pues me dieron permiso en la empresa y marché».

Un accidentado viaje. En Lisboa, la primera ciudad en la que vivió al abandonar Cabo Verde, que era una colonia de Portugal, encontró a viejos conocidos y conocidas «y me lié, la verdad, de tal forma que cuando llegué a mi pueblo no me encontraban los papeles y tuve que volver sin ellos».

Solución, a bautizarse otra vez. «Por eso que ahora lo tengo todo doble. Estoy dos veces bautizado, tengo ‘dos reyes’ (se apellida Dos Reis), ¿qué más voy a pedir? Ni lo pensaba cuando marché de casa, aquello que había entonces sí era crisis, que no sabías qué ibas a comer al día siguiente. ¡Que al día siguiente! Aquel mismo día; ahora los chavales no salen de casa sin 50 euros en el bolsillo».

Un personaje este caboberciano sin Bierzo que tuvo dos de los oficios considerados más duros, la mina y el mar.

- ¿Cuál es más duro?
- No lo sé, pero yo me quedo con la mina. A mí la mina me gusta.

Y buen moinero que fue.
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