Soñando con cenar patatas

08/11/2019
 Actualizado a 08/11/2019
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Creo que no hay niño que no haya soñado con poder cenar todos los días del año patatas fritas con algo de acompañamiento.

¿Has visto algún bar que no tenga tortilla de patatas como reclamo para alegrar la mañana a esos obreros que llegan frotando la legaña y refunfuñando pero salen con cara de felicidad?

¿Cuántas veces has escuchado que merece la pena haber descubierto América aunque solo sea porque en el lote de lo traído están las patatas? Con ellas no hay conflicto en la interpretación de la historia.

¿Has sido capaz de negarte a matar la gusa de las cinco de la mañana en cualquier fiesta de pueblo con uno de esos cucuruchos de patatas en fritanga mezclados con las salsas más indecentes? Puedes haberlo lamentado al día siguiente pero en la siguiente fiesta volverás a pecar.

¿Cuántas veces has escuchado en estos últimos días el refrán más irreverente de la entrada del invierno? Ese que reza «andan diciendo los ricos que nos vamos a fastidiar los pobres, pero en sacando las patatas y matando los castrones, que nos toquen los...» siempre que rime con castrones.

¿A qué viene la historia anterior? A que la niña de los ojos que hablan está en la Feria de la Patata de Chozas. Y se podía pensar por lo dicho antes que no habría cara que honre a tal protagonista, pero viéndola a ella hasta se puede volver de Chozas sin comprar patatas.
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