Sol, nieve, colas y caos en San Isidro

Malestar entre los cientos de esquiadores que este domingo se desplazaron a la estación de la montaña leonesa y no pudieron disfrutar del esquí

L.N.C.
03/02/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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La de este domingo en San Isidro fue una jornada en la que todo eran escenas de indignación. Después de paso de la borrasca Helena, que descargó gran cantidad de nieve en toda la montaña leonesa, después de que el pasado sábado no se pudiese esquiar por la fuerza del viento, la de ayer parecía una jornada poco menos que idílica para disfrutar del esquí, pues se cumplieron las previsiones de sol y poco viento. Lo que no se cumplió fue con algunos de los protocolos propios de ésta y de otras estaciones.

Según el comunicado de prensa de la Diputación, la intensidad de la nevadas impidió que se pudiera empezar  a trabajar en las pistas hasta pasadas las 6:30 horas. La nieve, paradójicamente, impidió llegar a a los operarios, aunque la nieve no sirvió para que cuando se abrieron las pistas se pudiera disfrutar de toda la estación, sino tan sólo de una mitad. A ello hay que sumar los atascos que se formaron en la vertiente leonesa del puerto, que era la única de las tres que este domingo abrió al tráfico.

Incomprensibles y kilométricas colas que desde la Diputación se pretendían justificar culpando a la Junta de Castilla y León, titular de la carretera, aunque el caos generado este domingo en San Isidro no se quedó ahí. Tras sortear los mil y un problemas que se planteaban para acceder a la estación, los esquiadores se encontraban con una descomunal cola para poder adquirir los forfaits, puesto que no estaban operativas todas las ventanillas con las que cuenta el edificio de usos múltiples. Por si todo esto fuera poco, sólo se abrieron al público las zonas de Cebolledo y Riopinos (aunque obviamente el precio a pagar era el mismo que si estuviera toda la estación abierta), y en esta última pista  no estaba operativo uno de los tornos que contabiliza a los esquiadores, lo que puede dar argumentos para el poco uso y el déficit  económico que genera la estación. Pero lo que ya terminó de acalorar los ánimos de los aficionados es que, a la vuelta, es decir, más de 12 horas después de que dejara de nevar, las cadenas seguían siendo necesarias para poder bajar de la estación, y se volvieron a generar atascos.
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