30/11/2022
 Actualizado a 30/11/2022
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«Tomé un sendero sin saber que me alejaba para no volver». Frente a la Ciencia, que desmenuza, pesa, cuenta y mide, el Arte, en cualquiera de sus expresiones, llega allí donde no alcanzan números ni estadísticas. Unos acordes, un leve trazo de pincel, el pecho labrado en el mármol o el final de un soneto, pueden lograr el milagro de darnos un sentido o, también, ser compañía en la soledad del absurdo. Cuando Antonio Vega compuso la canción con la que hoy comienzo sólo necesitó de dos palabras para revelarnos la causa de que nuestro ser, existir, sea precario y fascinante al mismo tiempo. Dos palabras: ‘Sin saber’. Este sin saber lo que ha de venir es lo que paradójicamente nos lleva a ser valientes y cobardes, infunde en nuestro corazón la esperanza y el miedo, nos da motivos para ilusionarnos o rendirnos. ‘Sin saber’ es la divisa que nos marca a fuego.

Va a hacer ya 32 años que tomé el sendero de Madrid sin saber que me alejaba por tanto tiempo (yo espero volver). He recorrido el camino de Benavides a Madrid y también viceversa muchos cientos de veces y de tan bien conocerlo hay viajes que llego hasta a olvidarlo, la memoria suplanta a lo que veo, ya no veo, ni me fijo, de pronto me pregunto: ¿he pasado ya Medina? Ya nos advertía León Felipe con su voz de hueso: «Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo, pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero. Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo». La costumbre es enemiga de la atención y de la sorpresa. Pero ahora, cuando viajo con León, tengo que ir fijándome de nuevo, vuelven el paisaje y las señales de tráfico que me pasaban ya desapercibidas, como si no existieran. Me va preguntando: Y esa, papá ¿qué significa? Yo le explico. Círculo con borde rojo es algo prohibido. Triángulo con borde rojo nos advierte de un peligro. Conocíamos como peligrosas las curvas peligrosas, la probabilidad de nieve o vientos, los pasos a nivel sin barreras, los ciervos. Nuevos peligros nos acechan en la carretera para el año que viene. Con forma de triángulo, borde rojo y sobre fondo blanco, la silueta de dos ancianos, mujer y hombre, caminando, ella apoyada en un bastón, nos avisará del peligro de los viejos. Es importante darnos cuenta de estas señales, son un buen indicador del espíritu de los tiempos. Porque la verdad también existe en las cosas pequeñas.

Y la semana que viene, hablaremos de León.
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