03/02/2015
 Actualizado a 16/09/2019
Guardar
No podemos negar los efectos de la crisis con la consiguiente angustia de quienes llevan años suspirando por un puesto de trabajo, de los que han visto hundirse su empresa, de los que se han quedado sin casa o de los que no llegan a fin de mes.

Parece, pues, legítimo y necesario exigir a quienes ostentan el poder que no descansen hasta encontrar una solución a tan dramáticas situaciones. En realidad lo ideal sería que todos los partidos políticos se olvidaran de sus intereses particulares y se pusieran de acuerdo para acabar con tanto sufrimiento. Desgraciadamente no solo están divididos y encontrados, sino que si las cosas fueran por buen camino, ello sería recibido como una mala noticia por quienes aspiran a gobernar.

No vale decir que esto no tiene fácil solución ni que hay que tener mucha paciencia y resignación, porque estando todos unidos y con buena voluntad habría que decir que «sí se puede». No tiene sentido que en España haya personas que pasen hambre o frío, que no tengan un hogar, porque afortunadamente España es un país que tiene de todo, que no tiene las tiendas desabastecidas, que tiene viviendas suficientes, que no es un país en bancarrota. Se entiende, pues, que haya gente indignada con quienes no han sabido gestionar esta problemática.

No obstante, es preciso señalar que, a pesar de la crisis y de los recortes, nuestro sistema sanitario sigue siendo envidiable y que nadie se queda sin atención médica por falta de dinero ni hay niños ni adolescentes que no tengan un colegio al que asistir. En este sentido hay que decir sinceramente que España va bien.

Ciertamente no podemos estar de acuerdo con quienes tratan de capitalizar la crisis en provecho propio, ofreciendo soluciones demagógicas y utópicas por caminos que en realidad nos llevarían a la ruina.

Y confiamos en que el pueblo español no va a ser tan necio como para dejarse embaucar por ellos, pero también hay que reconocerles el mérito poner en evidencia que quienes nos gobiernan tienen que espabilar bastante y rectificar de su narcisismo y conformismo, que sí se pueden solucionar problemas urgentes.
Lo más leído