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‘Sharenting’ ¿les suena?

29/10/2019
 Actualizado a 29/10/2019
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Sharenting’ ¿les suena? Si he de serles sincera, poco antes de afrontar este artículo, el término era totalmente desconocido para mí..., la verdad, es que no soy mucho de esa moda de usar anglicismos para todo..., aunque por muy desconocido que me fuera el término, no lo era la propia práctica que encierra.

Seguramente muchos padres, madres, abuelos... orgullosos de esos ‘locos bajitos’ a los que Joan Manuel Serrat puso melodía, consideran que toda fotografía o vídeo de cada avance, reunión familiar o monería típica de la edad, merece ser compartido. Y, no cabe duda, que los tiempos que vivimos, en los que los cambios tecnológicos han permitido que, lo que antes era un lujo excepcional hoy sea una acción cotidiana, accesible e inmediata, facilitan compartir y hacer públicos esos momentos, que antes se guardaban en el álbum familiar sin más repercusión que cuando el abuelo lo sacaba a relucir en Navidad.

Como muchos otros términos, que por moda social se usan para calificar conductas, acciones y usos de las redes sociales, el término ‘Sharenting’, resultado de la unión de la palabra inglesa ‘share y ‘parenting’ (compartir o mostrar la paternidad), se ha convertido en una práctica más dentro del uso de las nuevas tecnologías.

Nada nuevo les descubro si les digo que, documentar y publicar la vida de los menores en las redes sociales, incluso desde la primera ecografía..., es práctica habitual en muchos padres y, no me refiero en exclusiva a esos que han hecho de las mismas su medio de vida, sino a todos esos que, con el alborozo de la lozanía de la paternidad, usan las redes sociales cual lienzo para mostrar todo tipo de fotografías, e incluso vídeos de sus hijos, convirtiendo Facebook o Instagram en una verdadera biografía de los pequeños.

Pero ¿cuál es el problema?, dejando de un lado los riesgos de los que nos advierten los expertos y, que sin duda daría para más líneas, esa pregunta retumbó en la sala de reuniones de nuestro despacho en plena negociación con una pareja, haciendo tambalear el consenso que hasta ese momento habían mantenido en torno a sus hijos, en un loable esfuerzo por poner fin a su relación de forma amistosa. «¡No quiero más fotos de mis hijos en Facebook, te lo llevo diciendo años!»

Muchos padres, al hacer uso de la redes sociales, tienen grabada la errónea premisa de que sus hijos son ‘suyos’ y, por tanto, pueden publicar, compartir y exponer lo que deseen de ellos en las redes, sin ni tan siquiera preguntar al otro progenitor y, lo que aún puede resultar más llamativo, olvidando que los hijos no son una ‘propiedad’, sino personas titulares de derechos, entre otros, del derecho a la propia imagen que consagra el art. 18.1 de la Constitución.

Al respecto, no son pocos los tribunales que vienen manteniendo que ese derecho del menor, pertenece naturalmente al ámbito de la patria potestad que ejercen ambos progenitores y, por tanto, si ninguno de ellos ha sido privado de su ejercicio, ambos padres han de velar porque ese derecho sea debidamente protegido, en el buen entendimiento de que tanto un progenitor como otro, en caso de hacer uso de redes sociales, tomarán las precauciones adecuadas a la hora de restringir la privacidad de las imágenes de su hijo.

Ahora bien, lo cierto es que, como decía antes, la realidad social y la tendencia de muchos padres a publicar cada vez más imágenes de sus hijos de forma indiscriminada, automática e imprudente, está provocando una exposición excesiva de su privacidad, sin que muchos de ellos se hayan parado a pensar dos minutos si en el futuro, ‘esos locos bajitos’ pueden llegar a sentirse molestos u ofendidos con ello. Precisamente esto, está llevando a que muchos padres, algo más sensatos que su marido, esposa, pareja o ‘ex’, estén planteando el tema en el ejercicio de la potestad parental ante los tribunales, llegando incluso esa circunstancia a tener repercusión en decisiones sobre la guarda de los menores cuando los padres viven separados.

Por tanto, si son ustedes de esos a los que les gusta ‘fardar’ de hijos en las redes y no cuentan con autorización del otro progenitor, piensen dos minutos qué y cómo es lo que van a publicar, no sólo porque esa foto o vídeo puede llegar a afectarles en su condición de padres, sino también, porque detrás de ese ‘selfie’ o de ese vídeo con las cucamonas de su hijo subido a las redes, se esconde el lado más oscuro de internet. Y, lo que empieza siendo ‘Sharenting’ por los padres, puede ser aprovechado por otros usuarios amigos del ‘Morphing’... ¿no les suena?... será porque, como una servidora, no son ustedes muy dados a eso de los anglicismos que se usan en las redes..., pero les puedo garantizar que su práctica me pone los pelos de punta...
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