08/04/2021
 Actualizado a 08/04/2021
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Estos días el señor Gabilondo ha regresado a las pantallas de los hogares españoles al presentarse como candidato del Partido Socialista a la Presidencia de la Comunidad de Madrid y esto me ha recordado su visita a nuestro centro. El instituto Lancia «le debe una» a este señor por el regalo que nos hizo cuando era ministro de educación y precisamente en el momento álgido de su campaña en pro de «un pacto educativo» tan ansiado por toda la España estudiantil.

Hace unos años, una mañana recibí la llamada de la secretaria del ministro de Educación, don Ángel Gabilondo, anunciando que en la semana siguiente le recibiríamos en el instituto. Sin tener mucho tiempo para asimilar la sorpresa me explicaron todo el protocolo de la visita. El ministro quería tener una rueda de prensa especial agrupando a los periodistas españoles en nuestro instituto para hacer declaraciones ‘in situ’ sobre los problemas de la educación: fracaso escolar y absentismo, éxito educativo, atención a la diversidad, enseñanza pública y privada, bilingüismo, bachillerato internacional, selectividad, nuevas tecnologías, acoso escolar, deberes, móviles en las aulas, etc. En aquel momento estaba tocando con la yema de los dedos un pacto de estado en la educación que le hubiera llevado a la gloria y al reconocimiento de toda la comunidad educativa española. Nos hizo mucha ilusión saber que la elección de nuestro centro no había sido a sorteo, sino ‘a dedo’, para reconocer nuestro trabajo con los alumnos.

Por supuesto que fue un reconocimiento para el IES ‘Lancia’. No podíamos ni imaginar lo que puede mover esta visita. A primera hora de la mañana apareció la policía para revisar minuciosamente el edificio del instituto y para asegurarse y asegurarnos que no teníamos peligro. Mas tarde llegó una legión de periodistas, cámaras y fotógrafos, más de treinta. Por último, antes de la llegada del ministro, casi un centenar de políticos, autoridades educativas de la administración central y de la autonómica, desde el Consejero de Educación de Castilla y León hasta los inspectores y liberados sindicales.

El programa de la visita estaba perfectamente detallado. Ocho paradas, en ocho aulas, para hablar de ocho temas que preocupaban en el mundo de la educación en aquel momento. Empezaban preguntando los alumnos, después lo hacían los periodistas y terminaba el ministro con sus respuestas y declaraciones. Todo iba encaminado a concienciar a la España del momento de la necesidad de un pacto educativo. El Sr. Gabilondo se había propuesto lograrlo y estuvo a punto de conseguirlo. Una verdadera lástima que no fuera así. Millones de alumnos se lo hubieran agradecido. Esta original rueda de prensa podría haber contribuido a un pacto histórico.

Al llegar al instituto y bajarse del coche oficial, el ministro me dijo: «Director, no te separes de mí en toda la mañana. Quiero que me guíes por tu centro». Y así fue. Disfruté con su compañía. Lo mejor las preguntas inocentes e ingenuas de los alumnos: ¿Dónde estudió? ¿Quién tenía mejores notas, su hermano Iñaki o usted? ¿Tuvo algún suspenso? ¿Copió en algún examen? ¿Cómo lo pasó en la selectividad? ¿De qué equipo es? ¿Alguna vez sufrió acoso escolar? ¿Se enamoró de alguna compañera del instituto? ¿A dónde le llevaron de viaje de estudios? Preguntas sencillas y fáciles de contestar. No eludió ninguna de ellas y las respuestas siempre amables y simpáticas. Recuerdo que los de bachillerato le pusieron en un brete con estas tres cuestiones: ¿Cree usted que el bilingüismo actual sirve para que nuestras generaciones hablen y entiendan correctamente el inglés? ¿Es tan difícil conseguir que la selectividad sea la misma en toda España para conseguir un reparto de plazas en la universidad más justo? y ¿Por qué es tan difícil conseguir una ley en educación que sirva para todos y para siempre? Me llamó la atención su cercanía para los alumnos, y también, la espontaneidad, naturalidad y confianza de estos a la hora de preguntar. Los profesionales de la información hacían las mismas preguntas de los alumnos, pero de un modo muy diferente. La prensa hablada y escrita, se afanaba en grabarlo todo para presentarlo en televisión, radio o periódicos. Salimos en todas las noticias y abrimos los telediarios. Al día siguiente llenamos portadas y muchas páginas en los periódicos nacionales y locales. El IES ‘Lancia’ se había convertido ese día en el centro de atención del mundo educativo español. Muchas gracias, don Ángel Gabilondo. Gracias por fijarse en nosotros y elegirnos. Gracias por hacer felices a nuestros alumnos. Gracias por su cercanía y naturalidad. Muchas gracias, señor exministro.
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