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Seguridad Social en quiebra (y III)

05/07/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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Actualmente nuestro sistema de pensiones es de reparto, esto significa que lo que cotiza un trabajador va a pagar parte de una pensión, esa es la clave para comprender que el sistema actual es insostenible. Se necesitan más cotizantes para mantener a un pensionista.

Como vimos la semana pasada, es un sistema fallido a medio plazo y para que se hagan una idea del problema, tengan en cuenta que lo que aporta un cotizante durante 40 años, lo ‘consume’ en 12 años de jubilación o lo que es lo mismo, a los 77 años. Estudios recientes de la Universidad de Washington calculan que en 2040 la esperanza de vida en España llegará hasta los 86 años. Viviremos casi 10 años disfrutando de un dinero no cotizado.

El método más sostenible sería el de capitalización. Que cada euro que cotizásemos se quedase en una hucha a nuestro nombre para cuando nos jubilemos, pero la aplicación de ese modelo actualmente, haría colapsar el sistema.

En la situación actual tenemos que ir a un sistema mixto que, aun respetando el principio de reparto, la forma de cálculo de la pensión sea más realista y transparente. Me refiero a las cuentas nocionales.

De manera resumida, el sistema basado en las cuentas nocionales lo que hace es contabilizar, a modo de apunte, todo lo que el trabajador a cotizado a lo largo de la vida laboral y al llegar a la edad de jubilación y en base a la esperanza de vida, calcular la pensión que le corresponda. Este sistema, sin ser perfecto, sería un paso hacia la sostenibilidad y transparencia de las pensiones ya aplicado en otros países de Europa.

El desarrollo de la medida lógicamente es mucho más complejo, de manera que tendría que establecerse una pensión mínima garantizada para la gente que no haya estado muy activa laboralmente a lo largo de su vida, otra pensión basada en las cotizaciones de la empresa y del trabajador y, para compensar la pérdida de poder adquisitivo, un fomento real de las pensiones privadas con exenciones de impuestos a las cantidades aportadas, que no haya que devolver en el momento del rescate. Por supuesto, sería un modelo igual de inútil sin atender a los cambios a los que me referí en mi anterior artículo.

Este sistema además de ser más ‘justo’, fomentaría prolongar la vida laboral, no se penalizaría tanto al trabajador que queda desempleado en sus últimos años de cotización y no se toparían por arriba las pensiones. Por supuesto, con este sistema, las pensiones no contributivas y las bajas laborales habría que sufragarlas con impuestos, no con cotizaciones.

Sin duda es un tema polémico y de difícil planteamiento, pero tarde o temprano alguien con visión estratégica de Estado tendrá que ponerle el cascabel al gato.
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