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Seguridad Social en quiebra II

28/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Siguiendo con mi columna de la semana pasada y sin más preámbulos, paso a analizar la posible hoja de ruta para poder garantizar las pensiones a largo plazo.

Hay que pensar en nuestro sistema de pensiones como un cajón en el que por un lado se ingresan las cotizaciones y por el otro se pagan las pensiones. El objetivo es que hay que ingresar, por lo menos, lo mismo que se gasta. Hasta aquí la cosa está clara.

Como el espacio que tengo es reducido y el tema tiene mucha miga, esta semana hablaré de la parte de los ingresos a ese cajón y la semana que viene, hablaré de la parte del gasto y del sistema que considero se debería aplicar en el cálculo y abono de las pensiones.

Del lado de los ingresos, no debemos fijarnos solo en la cantidad de posibles cotizantes y en los desequilibrios demográficos, que también, sino en la cantidad y calidad del empleo y de los salarios. Unos sugieren la apertura de puertas a toda la inmigración y otros el fomento de la natalidad. Ambas medidas, sin incremento del empleo, producen el efecto contrario. Más paro, más subsidios y más gasto. Del lado de los salarios, solo un párvulo o un indocumentado puede pensar que se pueden incrementar a base de decretos sin consecuencias negativas, en lugar de fomentar la productividad y la flexibilidad laboral.

Los distintos gobiernos tienden a trabajar con horizontes electoralistas de 4 años, en lugar de trabajar con un plan estratégico a 20.

El sector secundario, el transformador, el industrial, es el que realmente genera riqueza, extendiendo este sector secundario al primario, al agrícola, con una integración vertical y la generación de valor con una industria agroalimentaria asentada en el mundo rural.

Por fortuna en España contamos con un clima envidiable, pero el sol nos hace apostar demasiado por el sector terciario, el de servicios, de bajos salarios. Un claro ejemplo lo tenemos en León, donde la mayoría de medidas políticas van encaminadas a la creación de más negocios hosteleros. Ese modelo tiene poco recorrido y peligrará cuando países del norte de África, consigan mayores niveles de seguridad y estabilidad, atrayendo al turismo de sol y playa.

Apostar por la industria no consiste en crear polígonos industriales en cualquier barrio, consiste en modificar el sistema educativo de nuestros niños, profesionalizar universidades de calidad, formar personal cualificado… y establecer un marco fiscal y jurídico atractivo para empresas nacionales e internacionales, incrementar la inversión en I+D+i y una red de infraestructuras para lograr que ese talento se quede en España.

En lugar de eso, perdemos un tiempo valiosísimo discutiendo de si el que está en el poder es galgo o podenco.
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