Se recomienda no tocar las narices al santo

La pandemia obliga a suspender los actos de la fiesta, pero se mantiene la devoción

D.L.M.
02/10/2020
 Actualizado a 02/10/2020
San Froilán estará a la puerta, pero espera menos fieles. | MAURICIO PEÑA
San Froilán estará a la puerta, pero espera menos fieles. | MAURICIO PEÑA
Los carros que otros años desfilaban engalanados por las calles de León y de La Virgen del Camino este año no llevan hogazas, rosarios ni azadas, sino la nostalgia de miles de leoneses y visitantes que no han podido disfrutar de la fiesta más leonesa del calendario. La pandemia de Covid-19 o coronavirus obliga a suspender los tradicionales actos, aunque se mantiene la misa en la basílica con aforo reducido, pero con la presencia de las autoridades. En la puerta estará esperando el santo, aunque la situación actual recomienda evitar la costumbre de tocarle las narices. Tampoco se permitirá el homenaje a la patrona, la Virgen del Camino. Ni la venta de los perdones, las avellanas que, según las dos teorías más extendidas, se llevaban al mozo o a la moza para expiar el abandono por la romería o para ofrecérselos a la Virgen.

Para cambiar por completo la estampa de este año, la borrasca Álex cubrirá el cielo en contraste con el sol que reinó durante las fiestas del pasado año, en el que el buen tiempo contribuyó a llenar de leoneses y visitantes las calles del Barrio Húmedo, durante dos fines de semanas. También fue multitudinaria la romería a La Virgen del Camino y el Come y Calle, en el Jardín de San Francisco de la capital leonesa, que venía siendo una de las citas con mayor aceptación durante el día y durante la noche. En esta ocasión, pandemia mediante, ni hamburguesas de gran calibre a la sombra de los castaños ni chorizo y morcilla con prieto picudo animados por las músicas celtas del Festival Reino de León en la Plaza Mayor. El silencio que dejan las dulzainas será la voz de la ausencia de los pendones, de la tristeza de los pueblos que no han podido sacar la enseña para demostrar su maña con el mástil y las telas de damasco.

Ni peñas, ni Come y Calle, ni pendones, ni corro de Lucha Leonesa, ni gaitas en la Plaza Mayor  No andarán menos melancólicos los luchadores, que esta año no podrán buscar la gloria agarrados al cinto a los pies de la Catedral en uno de los escasos corros en la ciudad, que siempre deja imágenes de gran plasticidad y en muchas ocasiones combates memorables para la afición, pero especialmente para los vencedores.

Por si fuera poco, ni el rodao, ni el pañuelo lucirán este año tanto como las mascarillas, presentes –al menos así se espera– en todas las reuniones.

La colectividad este año está descartada y bien lo sienten las peñasen una de las dos ocasiones que tienen al año –en este 2020 ninguna– para llevar la romería hasta la madrugada animados por las charangas y agrupadas por locales de ocio nocturno, negocios gravemente perjudicados por la pandemia y sus consecuencias.

En resumen, mañana, pasado y el festivo del lunes, la ciudad seguirá siendociudad porque este año no podrá volver a evocar aquel pueblón que fue hasta no hace tanto. Queda el pequeño homenaje que cada cual quiera rendir a la festividad, al santo y a la Virgen, en grupos acordes a la normativa sanitaria del momento.

San Froilán domesticó al lobo, pero por el momento, no ha podido hacerlo con el coronavirus.
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