Se fue pronto el escultor que se dio a conocer tarde

Jonás Pérez ya superaba los 80 años cuando Eduardo Arroyo y Luis García conocieron a este escultor que había estado ocupado en sobrevivir como albañil. Este miércoles falleció en Robles de Laciana a los 85 años de edad

Fulgencio Fernández
02/11/2017
 Actualizado a 14/09/2019
Busto esculpido por Jonás Pérez ubicado en el entorno de la Cueva de Valporquero.
Busto esculpido por Jonás Pérez ubicado en el entorno de la Cueva de Valporquero.
Se fue el día de Todos los Santos. No hay otro mejor para un tipo así, Jonás Pérez, que siendo un personaje extraordinario en tantos aspectos prefirió pasar por la vida «como un santo más».

Jonás se fue además en su Laciana querida, la tierra que hizo suya sin olvidar sus orígenes en el Valle de Mansilla, donde había nacido en 1932. Allí, en el otro valle, el minero, lo descubrió un día otro artista descendiente de la comarca, Eduardo Arroyo, que quedó fascinado por el trabajo de aquel veterano escultor cuya técnica definió como o «primitivismo poético». Ya tenía más de ochenta años, había sido albañil y jamás pensó en dar a conocer su obra, su razonamiento era de una humanidad aplastante: «Ochenta años son muchos, sobre todo si durante ellos se ha pasado hambre y han ocurrido cosas tan tremendas como la Guerra Civil, la posguerra o la Segunda Guerra, cuyos ecos y tragedias también llegaron a España».

Jonás fue albañil, mañoso en el oficio, capaz de acometer los trabajos más complicados porque tenía mano para ello, sobre todo la piedra, que también sería el principal material de su faceta artística con el tiempo.

Como buen cantero encontró en Laciana una tierra que le ofrecía posibilidades laborales. Y desde uno de sus pueblos, Robles de Laciana, de uno de esos antiguos vecinos que regresan a su raíces, Eduardo Arroyo, le llegó el encargo de restaurar la vieja casona familiar. Ahí un dicho que «con nadie hablas más que con el albañil que metas en tu casa» pero en este caso, curiosamente, las conversaciones giraron hacía la profesión de uno (Arroyo) y la pasión escondida de otro (Jonás). El escultor conoció las obras que en los ratos libres hacía el albañil y pronto tuvo claro el evidente valor artístico de las mismas. El siguiente eslabón de la cadena fue Luis García, el director de Arte del Instituto Leonés de Cultura (ILC), a quien Arroyo habló de su descubrimiento. Allí había un artista y hasta le encontraron pronto la adscripción de su obra: ‘Primitivismo poético’.

El siguiente paso fue una gran exposición en el ILC, en 2012. Nadie mejor que García para explicarla: « Jonás, es un hombre sencillo pero con una gran sensibilidad, un creador puro en esencia y que cuenta con el don de encontrar en su interior la poética de la creación la energía para desarrollarla, como si de un Titán se tratase. El Trabajo extremadamente duro al que se enfrente día a día sin perseguir ninguna aureola o bien económica, hace de él un personaje extraño pero al mismo tiempo sublime en una sociedad como la actual».

De esa sociedad actual se nos ha ido. Se ha ido pronto –desde que supimos de él–este artista que se dio a conocer tarde. Tenía 85 años. Había vivido mucho, trabajado más y disfrutado menos del reconocimiento que nunca busco pese a la intensidad con la que se entregó a su pasión al jubilarse.
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