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Se buscan sepulcros

19/11/2018
 Actualizado a 15/09/2019
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No solo para el dictador Francisco Franco andan buscando sepulcro; también para nuestro rey Alfonso VI, ‘el Bravo’. Y eso que al leonés ya nadie le debe guardar inquina, y eso que es aquel al que la leyenda dice que obligara el Cid Campeador a jurar en Santa Gadea no haber tomado parte en la muerte de su hermano.

Pero de eso pronto hará mil años, cuando, al morir Fernando, el reino se dividió entre tres hermanos: para uno Castilla, para el otro León y para el tercero Galicia. Pero, tras cruentas guerras, todo volvió a una sola mano, la del hermano Alfonso, aquel que llevó la frontera contra los moros desde el Duero hasta el Tajo, que rescató Madrid de las garras sarracenas y se instaló en Toledo, aunque sufrió derrotas y derrotas contra los poderosos Almoravides.

Benefactor de los benedictinos cluniacentes y protector de su monasterio de Sahagún de Campos, allí decidió ser enterrado, junto con sus esposas y amante. Pero el tiempo y las desamortizaciones fueron cayendo, así como los muros saguntinos, y los restos mortales de aquel Bravo han terminado entre los pobres muros de una iglesia. Ahora se busca financiación para llevarlos a un lugar digno y seguro, y es cuando la Junta de Castilla y León tan solo ofrece unas migajas (20.000 euros) y le mete prisa al alcalde para solucionar el asunto, lo que impide promover un concurso de ideas.

El paralelismo con lo de Franco y el Valle de los Caídos no tiene mucho recorrido, sino es en la premura, y el morbo. Pero un rey de hace mil años, que sacó a su tierra del ostracismo de Toledo y sus tres culturas y la metió de nuevo en el entorno de la Europa del Sacro Imperio, justo cuando la Primera Cruzada conquistaba Jerusalén, no es asunto para dejar en manos de políticos, que no destacan por interesarse por los asuntos históricos.

Alfonso VI murió en Toledo la noche del 30 de junio de 1.109, y el 12 de agosto ya estaban sus restos en Sahagún, junto a los de 3 de sus esposas: Inés, Constanza y Berta, además de su amante mora: Zaida (Isabel) A todos ellos ahora podría ser que tuviera que buscarles acomodo en una tumba moderna el gran Amancio González, nuestro escultor de Villahibiera, y habrá de hacerlo deprisa y corriendo para que Sahagún no pierda los 20.000 euros que Valladolid ‘regala’. No volver a hacerle jurar en Santa Gadea al gran Alfonso VI ya debe considerarse una concesión excesiva por parte de la Junta para quien rescató a los moros todo un reino.
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