Se acartonan los güevos
Se acartonan los güevos
OPINIóN IR
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Se acartonan los güevos
La modernidad, la urbanidad, la bondad, la artificialidad y todo lo que acaba en dad, como terraplén, están acabando con la realidad y ya nada es exactamente lo que quieres decir, se le aproxima, pero no es lo mismo.
Viene lo anterior –además de a llenar hueco– por lo tocante al bien hablar, lo correcto, lo políticamente correcto, que es aún peor, y todas esas maturrangas que nos ha traído la televisión, mientras tienen hablando en ella a Belén Esteban que se parte la cara con quien sea si todo junto no significa ‘amoto’. Que fue un día a la Real Academia y le dijo el ujier «adéntrese cuando le plazca» y le dijo: «Dígamelo en castellano que no hablo inglés más que a nivel de ‘istagrán’».
Vuelvo al ‘suco’ que me esnorto, se me acaba el papel y no os conté lo tocante a las maneras de contar. Viene a cuento de que estos días están cayendo unas heladas que tiembla el misterio, para lo cual siempre habíamos tenido una forma de contarlo cuando nos averábamos a la barra del bar por la mañana y calentábamos las manos abrazando con ellas la taza del caldo de la tapa.
– ¿Cuánto haría hoy?
– Diz que dijo la radio que en la montaña se llegó a menos 14.
– Diz que dijo, ¿pero aquí?
– Diz que dijo Pito (Aga Pito) que a él ya le había helado el agua.
– ¿Pero la de casa o la de un caldero que tenía en el corral?
– Eso no lo dijo. O, por lo menos, aquí no lo dijo.
Y ahí se atranca la conversación y no salimos de la patá, porque ¿cuántos grados son todas esas conversaciones?Pues no se sabe.
Y en este momento es cuando desatrancaba Sidoro el del bar, que había estado mezclando el café para molerlo en la cafetera, y le daba salida a la furfuga.
– Pues yo, la verdad, no sé si me haría hielo el agua que tenía en los calderos pero cuando salí para la cuadra a cebar se me acartonaron los güevos».
Pues eso. Si no lo entendiste yo qué quieres que te diga, va a ser que no sabes idiomas y eso tiene mala solución.
Viene lo anterior –además de a llenar hueco– por lo tocante al bien hablar, lo correcto, lo políticamente correcto, que es aún peor, y todas esas maturrangas que nos ha traído la televisión, mientras tienen hablando en ella a Belén Esteban que se parte la cara con quien sea si todo junto no significa ‘amoto’. Que fue un día a la Real Academia y le dijo el ujier «adéntrese cuando le plazca» y le dijo: «Dígamelo en castellano que no hablo inglés más que a nivel de ‘istagrán’».
Vuelvo al ‘suco’ que me esnorto, se me acaba el papel y no os conté lo tocante a las maneras de contar. Viene a cuento de que estos días están cayendo unas heladas que tiembla el misterio, para lo cual siempre habíamos tenido una forma de contarlo cuando nos averábamos a la barra del bar por la mañana y calentábamos las manos abrazando con ellas la taza del caldo de la tapa.
– ¿Cuánto haría hoy?
– Diz que dijo la radio que en la montaña se llegó a menos 14.
– Diz que dijo, ¿pero aquí?
– Diz que dijo Pito (Aga Pito) que a él ya le había helado el agua.
– ¿Pero la de casa o la de un caldero que tenía en el corral?
– Eso no lo dijo. O, por lo menos, aquí no lo dijo.
Y ahí se atranca la conversación y no salimos de la patá, porque ¿cuántos grados son todas esas conversaciones?Pues no se sabe.
Y en este momento es cuando desatrancaba Sidoro el del bar, que había estado mezclando el café para molerlo en la cafetera, y le daba salida a la furfuga.
– Pues yo, la verdad, no sé si me haría hielo el agua que tenía en los calderos pero cuando salí para la cuadra a cebar se me acartonaron los güevos».
Pues eso. Si no lo entendiste yo qué quieres que te diga, va a ser que no sabes idiomas y eso tiene mala solución.