Santa Bárbara y la alimentación

La Industria Alimentaria de Castilla y León subraya la «urgencia» del sector para garantizar el abastecimiento ante lo que su propio presidente considera un riesgo real de que colapsen los mercados mundiales por la actual situación de incertidumbre

La industria alimentaria debe ser de calidad y debe ser también de proximidad para evitar dependencias ajenas
06/06/2022
 Actualizado a 06/06/2022
Uno de los riesgos más reales a los que se enfrenta la sociedad de nuestro tiempo es conservar el criterio, la capacidad de sorpresa, saber diferenciar lo que es un riesgo real de una de las muchas alarmas que el espectáculo de los medios de comunicación a menudo ponemos sobre las conciencias de nuestro público sin un motivo real. Han pasado tantas cosas en los últimos tres años que ya no nos sorprende prácticamente nada, que ya nadie puede levantarnos del sillón y que, ahí reside el riesgo, nos creemos si no inmortales sí que invencibles antes determinadas amenazas. Durante el confinamiento generado por la pandemia del coronavirus, los responsables políticos se hartaban de mandar mensajes de tranquilidad, de decir que el abastecimiento de la alimentación estaba completamente garantizado. Lo repitieron tanto que nos quedaba la sospecha de si estaba pasando como con esos mensajes de confianza que el presidente de un club lanza a su entrenador, y que todo el mundo sabe que significan exactamente lo contrario. Por eso debemos tener clara la importancia de la logística y de la industria alimentaria, que además de ser de calidad debe ser también de proximidad para evitar dependencias que condicionen nuestro desarrollo y servir así para fijar población y evitar en la medida de lo posible la contaminación. Por eso hay que escuchar ala industria que llama la atención sobre lo que consideran «un riesgo real» de desabastecimiento.



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