San Pedro y las fiestas de León

Máximo Cayón Diéguez
29/06/2020
 Actualizado a 29/06/2020
El Covid-19 ha dado al traste con las fiestas de San Juan y San Pedro en esta edición de 2020, cuyo primer programa de actos hunde sus raíces en el año 1891. Por aquellas calendas del siglo XIX, durante las festividades del Heraldo del Señor y del Príncipe de los Apóstoles, la feria de ganado y el mercado de lana y de aperos de labranza que se celebraban en esta capital el Viejo Reino adquirían un singular protagonismo, hasta tal punto que a la sombra de sus transacciones comerciales nacieron las fiestas que se celebran habitualmente en nuestra ciudad en el solsticio de verano.

Centrándonos en el asunto que nos concierne, subrayemos que al mercado que se celebraba el 29 de junio, en la plaza de San Marcelo, donde se cruzaban la oferta y la demanda de productos tales como bieldos, yugos o trillos, así como de las sacas de lana que se pesaban en numerosas romanas, concurría un gentío proveniente de todas las clases sociales y de ambos sexos. De la importancia y atractivo de este mercado da cuenta el interés que mostró en recorrerlo la carismática y efusiva Dª Mª Isabel Francisca de Asís de Borbón y Borbón, (1851-1931), Infanta de España,primogénita de Isabel II y hermana del rey Alfonso XII, conocida popularmente como ‘La Chata’, durante su visita a León en 1914.

El 10 de junio del citado 1891 se formó y conformó la comisión de festejos encargada del correspondiente programa de fiestas. De este asunto y sus pormenores ya he hablado en otro lugar, por lo que aquí no voy a extenderme. Aunque sí recordaré que, curiosamente, las actividades programadas se ciñeron únicamente a la propia feria de San Juan, celebrándose todos los actos previstos durante los días 23, 24 y 25 de junio.

Con todo y con eso, la festividad de San Pedro, lejos de perder resonancia alguna, aquel año recibió un trato especial por parte de los medios de comunicación. Lo constata el siguiente comentario aparecido en ‘La Estafeta de León’, [01.07.1891, pg. 2], rotativo que veía la luz los miércoles y los sábados: «El lunes, fiesta del Apóstol San Pedro, se celebró con la concurrencia de todos los años el gran mercado tradicional en esta ciudad: por la tarde no faltaron los alegres bailes de pandereta y castañuelas en la plaza de San Marcelo, luciendo sus vistosas galas las aldeanas de los pueblos inmediatos».

En la fecha indicada, y en la misma página, el citado rotativo incluía también esta curiosa noticia: «Una epidemia de oruga está causando grandes estragos en la alamedas inmediatas a nuestra capital. En la margen derecha del Bernesga y en una extensión de más de tres kilómetros no existe un solo árbol que no esté atacado por tan devorador gusano».

En la diócesis legionense, el apóstol San Pedro es el santo que más iglesias tiene advocadas bajo su nombre. El segundo lugar lo ocupa San Juan Bautista. [Luis López Santos: Archivos Leoneses 1952, nº 11, pág. 30]. Y esa preponderancia tenía reflejo en los actos organizados el día de San Pedro. Lo recoge el programa de fiestas de 1950 y los de años posteriores, en términos de este tenor: «A las 10 [de la mañana].Misa de Pontifical. Se celebrará en la Santa Iglesia Catedral y será cantada a toda orquesta. A esta solemnidad religiosa asistirán las Autoridades y representaciones oficiales». A mayor abundamiento, cabe señalar que, durante algunos años, allá por la séptima década del pasado siglo, en dicha fecha se celebró, incluso, la fiesta de ‘Las Cantaderas’.

Desde 1977 en León se ha perdido a efectos festivos el día de San Pedro, que, como vemos, gozó de una imponderable estima entre los leoneses. Y es que, por ejemplo, hace ahora cincuenta años, la festividad de San Pedro cerraba el programa de actos, y no precisamente en tono menor.Aquel año, 1970, se inició con la llamada ‘Cabalgata del Pregón’, siendo pronunciado éste desde los balcones consistoriales de San Marcelo por «el ilustre poeta y literato leonés D. Antonio Pereira», la tarde del sábado 20 de junio. Era alcalde de León, Manuel Arroyo Quiñones.

En aquella edición los actos programados para el 29 de junio fueron éstos: por la mañana, dianas a cargo de la banda de cornetas y tambores de la Residencia Infantil San Cayetano; en el Casino, finales del Campeonato Provincial de Tenis; en el desaparecido estadio de la Puentecilla, Gran Corro de Aluches, y en el paseo de Papalaguinda, concierto de la Banda de Música de León. Por la tarde, último día del Concurso Hípico Nacional, se disputaron las pruebas Excmo. Sr. Gobernador Civil y Gran Premio Excmo. Ayuntamiento de León; en el coso taurino del Parque se celebró el espectáculo ‘Renovación del Bombero Torero’, y a las 21:00 horas, hubo cabalgata final de fiestas y batalla de flores en el paseo de Papalaguinda. En sesiones de tarde y noche, se organizaron grandes bailes en el Parque Infantil.

Entonces había Reina de las Fiestas, que a la sazón lo fue la señorita Maite Pablos Alonso, con su correspondiente Corte. El mencionado programa oficial de fiestas, primorosamente editado por Filesa Publicidad, atesoraba, por ende, una excelente calidad de impresión y unas magníficas reproducciones, entre las que destacaban los murales de José Vela Zanetti y las vidrieras de Luis García Zurdo, que hoy pueden admirarse en la Casa Consistorial de San Marcelo. Se imprimió en Gráficas Fernández. Maquetado por [Alejandro] Echarri, y con fotografías de Francisco Díez, César y Paisajes Españoles, los textos fueron autoría de Victoriano Crémer.

Allí, el poeta de ‘Nuevos cantos de vida y esperanza’, acaso inspirado en determinados versos de Pedro Salinas,dejó escrito este lírico texto: «La Reina de las Fiestas y su Corte de Amor no es el complemento de una representación sino su fundamento. Porque en ellas, en su juventud, en su belleza, se cifra la esperanza de un pueblo. Ellas constituyen el argumento, la razón de vida, que es siempre razón deamor. Su reinado es efímero, pero cierto […] cuando las cartulinas se pongan amarillas de nostalgia, quedará el recuerdo inviolable de un tiempo de gracia. La Reina y su Corte establecen, sobre la heráldica tradicional de este viejo León incansable, el imperio cierto de su belleza, de su juventud prometedora. Porque ellas representan el presente pujante, asomadas, con alegría, hacia el futuro».

En este tiempo nuestro, la festividad del Apóstol San Pedro bascula entre la indiferencia y el olvido. Y, en consecuencia, carece de proyección alguna en el calendario festivo de nuestra ciudad. Poco más o menos, lo mismo que acontece con la festividad de San Marcelo, patrón de la ciudad de León. En uno y otro caso, como leonés que soy, tener que señalarlo me produce auténtico dolor de corazón.

Máximo Cayón Diéguez es Cronista Oficial de la ciudad de León

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