Sacando petróleo

Por Alejandro Cardenal

15/10/2021
 Actualizado a 15/10/2021
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Por razones que no vienen al caso, el Real Sociedad B – Deportiva me pilló en medio de un apasionante viaje de 8 horas en autobús. Lo de cruzarse el país casi de punta a punta ya no me pilla desprevenido, pero lo que sí me cogió con la guardia baja fue la existencia de una conexión Wifi que no se caía cada 36 segundos.

Aunque ver que lo que contaban las leyendas era cierto, que ese cartelito de las ventanas decía la verdad y no era un ‘clickbait’ analógico fue un subidón, la alegría me duró poco. La Deportiva se marcó el domingo el partido más plano e inconsistente de la temporada, un tributo a las infames salidas a domicilio de las peores épocas de Fabri y compañía —sin llegar al nivel de las dantescas exhibiciones de los originales, que tampoco hay que dramatizar— que por momentos me hizo pensar que seguir mirando el horizonte durante tres horas más era una mejor opción.

Y es que de no ser por el chispazo de Ojeda, la historia podría haber tenido un final mucho peor. Y ahí quiero llegar. Si la Deportiva, incluso no dando pie con bola —perdí la cuenta de los balones perdidos prácticamente sin presión del rival— sumó un punto ante un rival al que, no hay que olvidarlo, la parada de la Primera División le permitió contar con jugadores que están involucrados en la dinámica del primer equipo, la cosa no está tan mal.
Porque el partido del domingo lo hemos visto muchas veces y nunca tuvo un final feliz para la Deportiva. Y sí, un punto en un partido que empezó con el rival quedándose con diez deja un regusto extraño, pero, ¿recuerdan cómo empezó el de Las Palmas?

Así que servidor celebra efusivamente que la Ponferradina se haya convertido en uno de esos equipos que tanto me repugnaban hace no demasiado, de los que sacan petróleo incluso en sus peores momentos, los que pescan puntos cuando parece que no han hecho nada. Porque cuando lo hace, ya sabemos lo que ocurre. Y si no, que se lo pregunten al líder, que todavía tiene pesadillas con su última visita al Toralín.
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