Roberto Larralde fue golpeado tras el disparo mientras agonizaba

Las peritos forenses consideraron "chocante" que las zapatillas de Larralde estuvieran limpias y sin signos de que se hubiera arrastrado el cuerpo

I. Herrera
17/02/2017
 Actualizado a 12/09/2019
Vaina hallada 40 días después del crimen en el lugar en el que apareció el cadáver.
Vaina hallada 40 días después del crimen en el lugar en el que apareció el cadáver.
El disparo, por la espalda, en la cabeza, y efectuado a unos 60-70 centímetros de distancia, fue mortal de necesidad para Roberto Larralde, pero su muerte no fue inmediata. La bala, que quedó alojada en el cráneo, destruyó los centros vitales cerebrales de la víctima, pero tardó cuatro o cinco minutos más en morir, el periodo agónico, según indicaron las dos peritos forenses que realizaron la autopsia. En este tiempo, entre el disparo y la muerte efectiva de Roberto, éste fue golpeado llegando incluso a fracturarle el esternón.

A preguntas del Ministerio Fiscal, la forense que intervino en las actuaciones la noche que apareció el cadáver enterrado en un paraje junto al río Bernesga en las inmediaciones de Santa Olaja de la Ribera manifestó que el cuerpo se encontraba bien vestido, con las ropas bien posicionadas y las zapatillas limpias y sin restos de arrastre, algo sobre lo que volvió a insistir la defensa de José Ramón Vega, a la que reconoció que «no deja de ser un poco chocante».

También quisieron saber las partes si las lesiones que presentaba el cadáver podrían haberse producido por haber sido trasladado el cuerpo en la pala de una máquina retroexcavadora, algo que, a juicio de las profesionales, sólo sería posible de haber actuado la pala inmediatamente después del disparo, por lo que quedaría descartado que fuera ésta la causa de las lesiones.

No hubo forcejeo, Roberto no tuvo opción de defenderse, y la muerte se produjo entre las once de la noche del 13 de septiembre de 2014 y las once de la mañana del 14. Fueron otras de las conclusiones que expusieron ante la sala las peritos forenses que este jueves inauguraron la sesión del juicio por el crimen de Roberto Larralde que estos días se desarrolla en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de León.

Una mañana dura por el contenido de la prueba pericial en la que ni siquiera la propia Miriam –viuda de Roberto y acusada como coautora intelectual del crimen–, que durante todos estos días se ha mostrado serena y casi altiva, pudo contener las lágrimas.

Las forenses, como bien recordó el magistrado a los letrados de las partes en más de una ocasión, no conocen los hechos del caso y no es su labor sacar conclusiones, pero aun así, los abogados trataron de ampliar las posibles hipótesis sobre la forma que en las circunstancias en las que pudo morir Roberto. Puede ser que estuviera de pie y de espaldas a su verdugo, como apuntaron las profesionales, pero también puede ser que la hubieran matado en el interior de un vehículo desde el asiento de atrás, como les planteó la defensa de Froilán Álvarez.

Pericial balística


Tras las forenses entraron en sala peritos de balística que confirmaron que la vaina hallada 40 días después en el lugar en el que apareció el cuerpo de Roberto Larralde coincidía con las tres recogidas en un tiroteo registrado en la capital leonesa en enero de ese mismo año, 2014, en el que se hallaba involucrado Adrián Martínez, uno de los acusados, concretamente el que habría vendido el arma a Antonio Gabarri que habría sido, a su vez, el que se la vendería a José Ramón Vega.

El juicio se retomará el próximo lunes con nuevas periciales sobre el disparo, el análisis de larvas y demás aspectos técnicos.
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