Roberto Enríquez: "Mi personaje reivindica una figura nueva del hombre"

El actor berciano y Aitana Sánchez-Gijón llevan el peso dramático de ‘La vuelta de Nora’, la obra de Lucas Hnath que retoma quince años después a los personajes de ‘Casa de Muñecas’, de Ibsen

Emilio L. Castellanos
11/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Roberto Enríquez y Aitana Sánchez-Gijón llevan el peso dramático de ‘La vuelta de Nora’, inspirada en la mítica ‘Casa de Muñecas’, de Ibsen.
Roberto Enríquez y Aitana Sánchez-Gijón llevan el peso dramático de ‘La vuelta de Nora’, inspirada en la mítica ‘Casa de Muñecas’, de Ibsen.
Roberto Enríquez nació en la localidad berciana de Arganza para luego convertir Valladolid en cuna de las primeras etapas de su vida y sede del alumbramiento de su vocación como actor. Actualmente, junto a Aitana Sánchez-Gijón, María Isabel Díaz Lago y Elena Rivera, forma parte del elenco de ‘La vuelta de Nora’, cuya gira actual le está permitiendo afrontar a lo largo de estos días un periplo personal de indiscutible carga afectiva y emocional. Ponferrada (miércoles), León (jueves) y Valladolid (días 12 y 13) constituyen una suma de estaciones que permiten al intérprete reencontrarse con su fondo más íntimo. «Valladolid, León, El Bierzo… están en mi corazón y estas funciones resultan muy especiales», asegura Enríquez, cuya dilatada y copiosa trayectoria actoral le ha permitido afrontar toda clase de proyectos tanto en el ámbito audiovisual como el teatral, un medio este último al que siempre regresa una y otra vez. «Evidentemente, me gusta cualquier medio donde pueda actuar pero el teatro tiene algo fascinante en el hecho de subirte al escenario para compartir lo que haces con un grupo de personas que va a verte una noche concreta y no otra. El espectador teatral es interpelado directamente, está siendo parte de ese hecho que está ocurriendo ahí esa noche. Y cada noche es diferente, aunque sea la misma función… El teatro tiene algo incomparable con respecto a los otros medios». «El teatro si no está vivo cada día es que está muerto», prosigue. «Tiene la oportunidad de repetir una función muchas veces y por tanto de entrar en ese sitio más profundo que te permite comprender las cosas, conectar todas sus partes, transitarla de una manera más honda… Pero también cabe el riesgo de mecanizarla, de que pierda su frescura y de, a base de manosearla, se haya perdido aquello que tuvo. Ahí está la responsabilidad de los actores, y también del director, para que eso esté vivo. Hasta el último día de una función nunca acabas de descubrir cosas en ella. El teatro tiene un proceso lento de cocción que es maravilloso».

Programada para hoy en el Auditorio ‘Ciudad de León’ (21 horas; entradas a 20 euros), ‘La vuelta de Nora’, escrita en 2017 por el dramaturgo norteamericano Lucas Hnath, se propone como continuación del clásico de Ibsen ‘Casa de Muñecas’ y sitúa a los personajes de esta quince años después de la abrupta salida de su casa de Nora, uno de los personajes más emblemáticos de la historia del teatro universal, dejando atrás su mundo y su familia. Nora, convertida en escritora feminista y encarnada por Aitana Sánchez-Gijón, regresa al que fuera su domicilio, donde quedaron su marido y sus hijos, para solicitar su divorcio y hacer frente a su decisión, impensable en una mujer de su tiempo. «Esta obra recoge el testigo de la que escribió Ibsen hace 150 años y, aunque argumentalmente sólo han pasado 15 años desde que Nora se fue de su casa, se hace eco de lo que está pasando hoy en día. Es una pieza absolutamente actual, con un lenguaje completamente actual… Arroja mucha luz a eso que pasó con Nora hace 150 años. No hay que olvidar que la obra original desató mucha controversia, fue un auténtico revulsivo social y se convirtió en la primera pieza feminista. Lucas Hnath no hace un discurso maniqueo sino que da voz a todos los personajes, lo que convierte a la obra en un crisol de opiniones. De esta manera, el espectador puede hacerse su propia reflexión. Lo más interesante de toda esta gira que llevamos encima es cuando los espectadores coinciden en decir que todos los personajes tienen razón en su argumentación. Al final, no hay un recetita fácil y sencilla a la hora de sacar conclusiones y eso me parece lo más interesante», apunta Enríquez. No cabe duda de que la realidad se convierte en una fuente más de inspiración y caracterización para una obra que disfruta de la puesta en escena de uno de los mejores directores teatrales españoles de la actualidad, Andrés Lima. «La obra es una reflexión sobre el lugar que ocupa la mujer, y por tanto el hombre, en nuestra sociedad actual». Roberto Enríquez interpreta a Torvald, el marido de Nora, y este, durante la función, «reivindica una figura nueva del hombre», asegura el berciano. «Hay un corsé que llevamos los hombres a la hora de defender nuestra masculinidad, y él lo dice. Los hombres somos esclavos en esa especie de roles patriarcales. Lo interesante de la obra es que pone en solfa todo eso». ‘La vuelta de Nora’ saborea un lenguaje esencialmente contemporáneo y hace muchos guiños a la actualidad, lo que realza su vigencia. «La obra habla de lo que ocurre hoy en día. El autor toma como excusa la obra de Ibsen para hablar de hoy», asegura.Es evidente que los personajes han evolucionado a lo largo de los quince años que han transcurrido desde la marcha de Nora. Además de esta, se citan sobre el escenario su marido, su hija (ya una mujer y no la niña que era cuando su madre se fue) y la cuidadora de los niños. «Todos ellos han sufrido una auténtica de vuelta de calcetín. Se han transformado muchísimo». ‘Casa de Muñecas’ constituye el desencadenante de todo lo que pasa en ‘La vuelta de Nora’, indudablemente, y conocer la obra de Ibsen servirá a los espectadores para encarar un análisis más pormenorizado. Aun así, el texto de Lucas Hnath «vive por sí solo», concreta Roberto Enríquez. «Todo el pasado de los personajes, que es la obra de Ibsen, es el presente de esta obra. Si el espectador no conoce Casa de Muñecas va a extraer las mismas conclusiones que si la conociera».No cabe duda de que el plantel de ‘La vuelta de Nora’ es realmente experimentado y excepcionalmente creativo. Aitana Sánchez-Gijón y Roberto Enríquez son actores reputados y de reconocidas carreras, al igual que la cubana María Isabel Díaz Lago, popular en España tras su paso por la serie ‘Vis a vis’ (en la que también intervenía el actor berciano-vallisoletano). Elena Rivera, el benjamín del grupo, lleva ya tiempo curtiéndose en la televisión (con series como ‘Cuéntame’ o ‘La verdad’) sin renunciar al magisterio que le ofrece el teatro. Los cuatro personajes han encontrado en la obra de Ibsen un referente para componer sus respectivos roles, pero este sólo ha sido uno más en su trabajo. «Obviamente, hay un parte que no está escrita en esta pieza, los quince años que pasan desde la marcha de Nora. Ese tiempo constituye nuestra piedra angular».

Andrés Lima, gran especialista en la dirección de actores, ha sido decisivo en la caracterización de unos personajes abundantes en matices y exigencias y su método de trabajo ha ofrecido a los actores las vías de introspección para ir componiéndolos. «El trabaja desde la libertad del actor. No hay un solo movimiento en la pieza que no esté pasado por las tripas de los actores. No sólo el movimiento, sino el propio concepto. Sabemos a dónde ir. Lima es un tipo muy creativo y da gusto trabajar con alguien con ese talento. Cuando las cosas son así, no hay miedo de que los actores seamos autores de nuestro propio trabajo. El nos ha empujado a eso. Te implicas porque sientes que el propio espectáculo depende de ti. Los intérpretes nos hemos tirado a la piscina. Ha de pasar siempre un tiempo desde que la oba se estrena hasta que esta cuaja y creo que ese recorrido ya lo hemos hecho, ya sin Lima. La libertad y el nivel de intervención de los actores ha sido máximo».
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