«El Yordas está enfrente y es también alucinante, pero parece que no llama tanto la atención», dice Miguel Ángel Ronchas, técnico de turismo de Riaño. Él tiene el mejor termómetro posible de lo que está pasando en la comarca, anegada en los ochenta y deprimida económicamente durante las décadas posteriores. Repasa algunas de las ofertas que allí puede encontrar hoy el visitante, entre las que hay públicas y privadas, que requieren una gran inversión o simplemente imaginación: el barco que recorre el pantano, el Museo Etnográfico, el Paseo del Recuerdo, el bosque de Hormas, el Banco más bonito de León, la iglesia románica, el corro de lucha, la cueva de la Vieja del Monte, los bisontes en Anciles... y decenas de rutas fascinantes. «La única salida es el turismo y trabajamos por crear un producto lo más atractivo posible, tanto para el visitante nacional como el internacional, apostando por el turismo familiar».
Romería en Carande
Ese turismo familiar se aprecia cada fin de semana en algunas localidades cercanas, como Argovejo o Carande. Sus fascinantes hayedos, la original Senda Mitológica que han creado en este último pueblo, atraen cada fin de semana a cientos de familias que componen una especie de romería en la que oficia la mismísima naturaleza y resulta evidente que de los uniformes se encarga Decathlon. «Este año lo teníamos todo para dar el pelotazo definitivo, llevamos 3 ó 4 años creciendo en turismo, ampliando nuestra oferta, pero ha venido la pandemia y nos hemos quedado con las ganas», se lamenta Antonio González Matorra, que encarna en sí mismo todo lo que ha emergido en Riaño en los últimos años: es propietario, junto a su hermano, del barco que se ha convertido en la punta de lanza para el turismo en la zona, motor, referente e imán de otras iniciativas que han ido surgiendo. «Había un barco municipal de hace 20 años que no alcanzaba la capacidad que exigen la agencias, así que el Ayuntamiento sacó la concesión para explotar el servicio con uno mayor y más moderno y nos lanzamos a hacer la inversión», dice Toño, como le conoce todo el mundo en Riaño, responsable también de la creación del Museo Etnográfico y de otras muchas iniciativas. «Nos lo curramos todo lo que podemos, hacemos de agencia de viajes, de asesores gastronómicos, de historiadores... Me he dejado la piel», dice, en la pausa del café, desde el ministerio en el que trabaja en Madrid. El paseo en barco lo han bautizado como ruta por los «fiordos leoneses» y ahora abre todo el año, siempre y cuando haya un mínimo de pasajeros. Tras él, llegaron otras actividades acuáticas que se organizan durante los meses de verano, como pasa en prácticamente todos los pantanos del mundo pero como no pasaba en Riaño hasta hace poco tiempo.
Aquí empieza a hervir algo, se nota en el ambiente, se suman iniciativas. Lo que yo pretendo es apoyar a quien tiene una iniciativa, no ponerle trabas Son muchos los esfuerzos que se suman para conseguir el ‘despertar’ que ha experimentado la comarca a lo largo, sobre todo, de los últimos tres o cuatro años, pero si hay una persona en la que puede recaer más que en otra esa responsabilidad es el alcalde de Riaño, Fernando Moreno (Ciudadanos). De origen burgalés, guarda forestal de profesión, a través de sus palabras se entienden muchas de las claves de este éxito: «Aquí empieza a hervir algo, se nota en el ambiente, se suman iniciativas. Lo que yo pretendo es apoyar a quien tiene una iniciativa, no ponerle trabas. No quiero ser un político de sillón. Me gusta la gente, hablar con los paisanos, sacar lo mejor de cada uno... Éste es un lugar privilegiado y tenemos que aprovecharlo».
«Viene a llevarse algo»
Hay una frase que resume el camino a no seguir, una frase repetida no sólo en Riaño sino también en otros muchos pueblos leoneses cuando alguien llega con una propuesta y que ha supuesto la condena a la desidia y la depresión económica: «¿Éste qué viene, a llevarse algo?». Al respecto, el alcalde de Riaño lo tiene más que claro: «Si el que viene saca un rendimiento, mejor, si no obviamente no va a venir. Tenemos que buscar el equilibrio en el que todos salgamos beneficiados, compaginar iniciativas privadas y públicas, y eso se ha demostrado que sí es posible».
Dice el regidor montañés que «yo no veto a nadie. No concibo las luchas entre clanes, ni entre pueblos, no miro las siglas... He conseguido que me llame bastante gente con proyectos, con iniciativas para la zona, y si no se pueden hacer en Riaño, pues les pongo en contacto con el alcalde de otro pueblo donde sí se den las condiciones. Al final, si se beneficia la comarca, nos beneficiamos todos, y eso es lo que también están empezando a hacer desde los alojamientos, desde las casas rurales, desde los restaurantes...». Eventos como el festival Música en la Naturaleza, el Riaño Trail Run o el Motor and Mountain han servido, en veranos ‘normales’, para completar una agenda que ya empieza a estar a la altura de los considerados referentes del turismo de naturaleza.
De nuevo en el mapa
En la misma línea se manifiesta Borja Fernández (PP), presidente del Grupo de Acción Local Montaña de Riaño que, pese a llevar ese nombre, abarca un total de 25 ayuntamientos, algunos de ellos muy alejados de la comarca. «Entre todos hemos puesto a Riaño otra vez en el mapa, pero hay que seguir innovando, que los productos turísticos tienen una vida muy corta y tenemos que conseguir que la gente que venga se quede aquí más tiempo». El proyecto de sostenibilidad turística se presenta como la gran oportunidad para transformar definitivamente la zona.
Precisamente el cambio de nombre del parque regional, que hace ahora un año dejó de denominarse Picos de Europa para llamarse Montaña de Riaño y Mampodre es, para muchos, otra de las claves de este éxito, porque ha reforzado la marca y la ha hecho más reconocible. Esa ‘marca’ ya tiene tirón e iniciativas como las de ‘La Carabiella’, ‘Gamusinos y Maimones’ o ‘Artesanía Textil Modelo’ brindan la oportunidad de llevarse un recuerdo de una visita, seguro, inolvidable.