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Respeto, confianza y generosidad

24/09/2021
 Actualizado a 24/09/2021
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Ayer, un buen empresario leonés y mejor amigo, me brindó la oportunidad de saludar y poder charlar un rato con el exseleccionador nacional de baloncesto Pepu Hernández, uno de los artífices de llevar al baloncesto español a lo más alto hasta entonces, proclamándolo campeón del mundo en 2006.

Aunque en la faceta política estamos en líneas de pensamiento muy distintas (él en el socialismo y yo en el liberalismo), nuestro cordial encuentro vino a reforzar mi idea de que más allá de colores y preferencias políticas, tomando un café y charlando sin intenciones electoralistas, en la mayoría de las ocasiones, tenemos más en común de lo que nos separa. Si bien, en algún caso es más fácil la conexión, cuando la persona que comparte ese café contigo tiene la mirada clara y la sonrisa sincera, mostrando que lo que hay más allá de la imagen y bajo la mascarilla es un ‘buen paisano’ y con Pepu Hernández, con lo poco que tuve la oportunidad de conocerle, me dio esa impresión.

Apenas hablamos de política y nos centramos en lo que realmente conoce y son sus pasiones. El baloncesto, la motivación y la gestión de equipos.

Si me tuviese que quedar con algo de sus palabras, sería con los tres pilares que exigía a sus jugadores y al resto del equipo técnico: Respeto, confianza y generosidad. Respeto al papel de cada uno en el equipo, al oficio y al público. Confianza los unos con los otros para decir lo que se piensa y asumir críticas. Generosidad para, en ocasiones, poner todo tu esfuerzo y todo tu trabajo para que otros ‘brillen’ más que tú.

Las personas, como animales eminentemente sociales que somos, solemos formar comunidades en muchos ámbitos de nuestra vida. La familia, el trabajo, los amigos, los compañeros de clase, los partidos políticos… son ‘lugares’ donde interactuamos con otras personas y donde en cualquiera de los casos, sin excepción, si falta el respeto, la confianza o la generosidad, la maquinaria empieza a chirriar y aunque a corto plazo pueda llegar a funcionar, el fracaso a medio o largo plazo está garantizado.

Si en nuestro día a día, en cualquiera de nuestros ámbitos sociales, faltamos al respeto y a la confianza de los que nos rodean o negamos nuestra generosidad, sacaremos lo peor de nosotros mismos, transmitiendo y recibiendo, odio, miedo y envidia.

También tuvimos tiempo de hablar de otro aspecto que, por mi implicación en distintas organizaciones, siempre me ha interesado mucho, el liderazgo. En este caso, Pepu apostaba por un liderazgo compartido en el que cada uno aporte al equipo su ‘liderazgo particular’.

Cuántos de nuestros dirigentes, empezando por el presidente del Gobierno y al parecer amigo de Pepu, deberían aplicarse a sí mismos esa máxima de respeto, confianza y generosidad con los ciudadanos y sus propios equipos. Que se lo pregunten por ejemplo a la exministra González Laya en su próximo periplo judicial.
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