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¿Repartir el botín o servir?

09/06/2015
 Actualizado a 10/09/2019
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Los resultados de los últimos comicios han dejado patente la fragmentación de la sociedad española. Desde las elecciones hasta el presente no han tenido más remedio que unos y otros sentarse a negociar, que no es lo mismo que dialogar. A la política uno puede acercarse con diferentes intenciones, que a veces pueden ir entremezcladas: el verdadero deseo de servir a la sociedad o la búsqueda del propio interés.

Por lo que se ve en las conversaciones entre los diferentes partidos da la impresión de que en muchos casos lo que más importa es negociar, esto es, conseguir el poder, a cualquier precio, sin mirar el bien de los ciudadanos. Por eso pensamos que el mejor político sería aquel a quien su participación en la política le trae más pérdidas que ganancias, que no necesita de la política para vivir. No cabe duda de que lo ideal sería que quienes se sientan a hablar dialogaran y se preguntaran: qué es lo que realmente necesita este municipio o esta comunidad autónoma o la nación, cuáles son sus principales carencias, qué es lo mejor que se podría hacer de cara al futuro y qué se puede hacer para sacar adelante estos proyectos, independientemente de quién sea el que dirija la gestión. Lo que no tiene sentido es que sólo se considere bueno solamente lo que uno proponga hacer y que sea malo si son otros los que lo proponen.

Ya sabemos que no siempre es fácil ponerse de acuerdo en las prioridades o en las formas de resolver los problemas, pero seguro que, si se pusiera más el acento en las actuaciones que en los protagonistas, las cosas irían mejor. Claro que para esto hace falta mucha generosidad por parte de unos y de otros. Generosidad para no rechazar las ideas buenas que vengan de quienes están en la oposición y generosidad en quienes están en la oposición para hacer una oposición constructiva, que consiste en apoyar las ideas buenas y no oponerse a ellas por sistema. Justo lo contario de quienes tienen como principal objetivo no tanto servir al bien común cuanto derribar al adversario.

Ojalá se alcanzaran, por fin, buenos acuerdos y no para repartir el botín.
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