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Recuerdos de Las Hadas

07/09/2020
 Actualizado a 07/09/2020
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El Nuberu viene // y el valle // se va (Nuberu cames // and the valley // is gone). El haiku es de Bart, compañero de unas horas, y consta en el libro de visitas del albergue de Bendueños (Asturias), en el Camino de San Salvador (León-Oviedo). Antes de copiarlo lo recitó mientras desayunábamos contemplando cómo la niebla del Cantábrico lamía las laderas. Lo estuvo rumiando, igual lo soñó, toda la noche, después de una cena animada con nuestras historias, mitologías y alquimias asturianas. Éramos tres desconocidos convencidos de que lo seguiríamos siendo la noche siguiente, asique no importaban los juicios personales, y la charla se prolongó varias horas.

El albergue está enfrente del santuario, es tópicamente un remanso de paz, especialmente si llegas tras cruzar la cordillera. Sandra espera con energía vegetariana y palabras para recuperar las fuerzas. Entre montañas y coloridos murales, si el viajero no desatribula aquí el espíritu, mal asunto. Podría probar también en Orio (Guipuzkoa), en la pequeña cabaña del albergue de Rosa, capaz de levitar ante la luna llena y de hacer que las kokotxas que me disponía a malograr acabaran por mis manos bañadas en un delicioso pil pil.

El Camino ha cambiado mucho, pero lo que no ha cambiado en siglos es la presencia de estas sabias –y tanta gente– que eleva un sendero mundano a una altura mística inconcebible en el día a día. En León, en este Camino y en otros muchos, también hay mucho espacio para estas experiencias que nos hacen despertar por unas horas o unos días del letargo rutinario. A ellos se suma ahora Reliegos, donde Lucía y Filipa ponen su pausa, música y cariño al albergue. Les sorprendió la pandemia, como una peste medieval, pero ello no parece haber contaminado las ideas de Las Hadas. Seguro que inspiran muchos haikus y muchas buenas conversaciones en el corral. Ojalá dejen muchos recuerdos en la memoria de los caminantes que los necesiten.
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