24/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Inquieta, preparo la jornada de reflexión, cartilla escolar en mano, repasando la B y la V, sumas y restas, al ver que mis candidatos no aparecen en listas y que me sobran tantos como me faltan. Porque a mí, me apetece votar a la madre que no le salen las cuentas al poner la mesa porque, distraída, olvidó que el mayor emigró a buscar trabajo, retira plato y cuchara sobrantes y enfría la sopa con lágrimas. Y voto a la abuela que añade un cubierto porque el nieto se vino con ella, cuando cerraron la mina. Regresos y ausencias, sumas y restas, en un baile macabro de platos. Boto a aquellos que se lamentan por el asiento que León ha perdido en las Cortes, sin importarles los miles de sillas vacías en las cocinas leoneses, que lo han provocado.

Voto a cada trapa bajada, cada negocio muerto y empresa expoliada y Voto por cada leonés emigrado que no puede hacerlo, por trabas burocráticas muy bien diseñadas, para evitar su Boto. Boto a aquellos que, creyéndose dueños de nuestros impuestos, buscan intereses privados con dinero público, derrochando en proyectos absurdos, mientras se cierran consultas y patios, y Voto a cada leonés que acaba pagando con su propio dinero, servicios que debieran ser públicos. Voto a la Plaza del Grano y sus cantos rodados. Boto y reBoto a quien, atribuyéndose un poder ilegítimo, y con soberbio desprecio, ha arrancado su historia a bocados, a cambio de miserables mordiscos. Voto porque se haga justicia.

Voto al Servicio de Microbiología de León, a la Unidad del dolor y a cada leonés que ahora, arrastra su enfermedad hasta Valladolid. Boto a los responsables de que esta comunidad sea casi líder en la reducción de gasto sanitario, a los que se están llevando nuestros Servicios, mermando la calidad de vida de los leoneses. Boto a la desidia bien pagada, por los leones, de quien lo está permitiendo y a quienes nos venden a trozos, enredados en trapicheos, sin valores, principios ni escrúpulos.

Y Voto a cada leonés que piense que esto es cosa de todos y sólo entre todos podemos cambiarlo, a quien el domingo salga de casa con una esperanza y tres sueños y los deposite en las urnas. Igual conseguimos que en las cocinas leonesas no queden más sillas vacías, las madres y abuelas pongan tranquilas la mesa y al contar las cucharas, les salgan las cuentas.
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