Raquel Gago: "Parece que entregar el arma me hace culpable"

Segunda parte de la entrevista de la policía local implicada en el crimen de Isabel Carrasco, en exclusiva en La Nueva Crónica

David Rubio / Isabel Herrera
19/12/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Podría ser hoy, como pudo haber sido el viernes, pues parece que ya nada podrá librar a Raquel Gago de entrar en prisión, donde ya pasó nueve meses de forma preventiva después del crimen que acabó con la vida de la expresidenta de la Diputación y el PP leonés, Isabel Carrasco. Tendrá que ir a la cárcel porque así lo ha decidido la Justicia, en la que ha tratado de confiar hasta el último momento, éste; una Justicia que la condena por un cúmulo de coincidencias pero sin pruebas de cargo, según aseguraba en la entrevista publicada ayer en este periódico. Casualidades convertidas en indicios para acusarla de unos hechos que, insiste una y otra vez, no ha cometido y en los que no ha participado de ningún modo.

–¿Qué hacías en el lugar del crimen en el momento que sucedieron los hechos?
–Después del café en casa de Triana me voy a manualidades. Yo hago un curso de restauración y, bueno, lo que todos, creo que a todo el mundo cuando sale a la calle se le ocurren cosas, voy a entrar al supermercado, voy a hacer la primitiva... creo que es algo normal, pero aquí ya no es algo normal. Si yo voy a una tienda porque se me ha ocurrido cuando he pasado cerca ya es que yo tenía un plan. Eso es lo que no es lógico, o yo creo que nadie lo tendría que ver como lógico. Yo voy a una tienda, la tienda está cerrada, sé las circunstancias de esa persona, que tiene una madre enferma, que puede estar abierta, puede estar cerrada, y me encuentro a una persona que trabaja en la ORA, Julio. Esto ha sido demasiado también, porque lo de Julio da para mucho, parece que en el juicio no se acuerda de nada, hay que sacarle las cosas con calzador y solo se acuerda de lo bien que realiza su trabajo, es de lo único que se acuerda.

–¿Qué pasó con Julio, el controlador de la ORA?
Él es el que se dirige a mí, el que me dice ‘hola Raquel, espera un momento que quiero hablar contigo’. ¿Por qué no voy a esperar? Yo espero y hablo con él, evidentemente. Él me había visto esa mañana en las dependencias de la ORA hablando con el gerente y tenía interés por saber qué había pasado. Bueno, pues yo se lo explico y eso nos lleva a una conversación enfrascada, que él lo reconoce que estábamos enfrascados en la conversación. Y es que, a ver, si yo sé que me tienen que traer un arma y sé que va a ser en ese momento ¿para qué voy a estar yo con Julio? O a ver si es que alguien también piensa que es que yo llamé a Julio y le dije ‘estate aquí’ porque así si hay alguien conmigo yo puedo decir… es ridículo. Hipótesis podemos tener las que queramos y podemos sacar las historias que queramos, pero la realidad es otra. Yo me pongo a hablar con Julio porque él me pregunta. Aparece Triana. Yo, cuando la veo, pues claro que me sorprendo, yo no sé dónde está, yo la he dejado en su casa hace un rato. Pasa por ahí, nos ve, dice ‘tienes el coche abierto’; que con esto ha habido mucha polémica. Yo estoy metida en una conversación discutiendo con Julio y yo no me preocupo de nada, si yo he estado con el coche abierto, he tirado papeles, pues he podido dejar la puerta abierta. Me dice ‘tienes el coche abierto’, pues puede ser que he dejado la puerta abierta… yo no sabía si era una pregunta o una afirmación, también lo dije desde el principio. ¿Que toqué el mando del coche? Sí, también lo dije desde el principio. Julio vive la situación en que Triana llega, dice que se va a la frutería, eso lo oye, aunque después haya cambiado sus versiones, su percepción o que alguien le haya dicho que no había oído eso y haya dicho luego otra cosa.

–Otro tema controvertido para ti en el juicio, los posicionamientos, parece que quedaron desmontados...
Claro, si me hubieran dejado hacer lo de los seguimientos con cada cosa… Yo me pasé muchas horas con el tema de los seguimientos hasta saber por qué. Yo me hacía cruces de cómo podían estar diciendo eso, y no es que desmontara sino que analicé. Porque a la señorita Beatriz [Beatriz Llamas, la abogada de la acusación particular] le resulta extraño que yo me lea el sumario, pero si es que me estoy jugando mi vida, estás jugando con mi vida, ¡qué no me voy a leer y qué no me voy a mirar! Pues bueno, la jueza de instrucción, cuando yo expliqué todo lo que creía que estaba mal de los seguimientos me dijo por dos veces que yo estaba haciendo su trabajo. Bueno, pues si ella no lo hace, porque realmente me demostró que no lo había hecho porque le servía con la valoración que había hecho la persona que hizo el informe, lo tengo que hacer yo. Entonces, como eso hay mil cosas, yo hubiese desmontado otras mil cosas si me dejasen hablar.

–Lo que sí ha quedado probado es que el arma del crimen estaba en tu coche...
Todo el mundo ha querido pasar por alto que cuando yo encuentro el bolso con el arma estaban Bea [su hermana] y una amiga, Lorena, pero la acusación las hace desaparecer. ¿Por qué no quieren a nadie ahí si son testigos de lo que yo estoy viviendo? De que me la encuentro de una manera, están ellas, pero las hacen desaparecer. Nunca han hablado de que hay otras dos personas conmigo cuando encuentro el arma, cómo lo encuentro, cómo estoy… eso no les interesa, y como no les interesa lo dejan pasar. Al final eso también es muy duro porque dices, a ver, si quieres saber la verdad, escucha todo y valoras.Pero en este caso no, cogen lo que les conviene y, lo que no, lo dejan. Con eso te sientes indefenso. La palabra es indefenso porque no sabes por donde salir, intentas dar mil explicaciones porque crees que dando explicaciones igual es mejor, y parece que es peor. No sabes.

–¿Habría sido distinto si no hubieras entregado el arma?
–Creo que también nos tenemos que hacer otra reflexión a nivel de ciudadano o de persona que vive en sociedad. Siempre nos dicen que los valores se han perdido cada vez más en esta sociedad, que tienes que hacer el bien, que tienes que ayudar, que la Justicia... Y bueno, yo no por ser policía, porque realmente cuando te ocurren muchas cosas no eres nada de lo que tienes de profesión, sino eres una persona más, reaccioné, creo, como reaccionarían muchas personas, que es entregando el arma y parece ser que eso me hace culpable. Hay muchas personas que me dicen ‘si la hubieses tirado o te hubieses deshecho de ella no hubieses tenido este problema’, y es muy triste. Porque entonces, ahora, ¿qué nos planteamos? Que cuando una persona se encuentre con un problema por la calle pase de él, o no sé, vea cualquier cosa, ya la tontería máxima que es que alguien dé un golpe a tu coche y se dé a la fuga y una persona que lo esté viendo diga ‘yo no voy a apuntar una matrícula a ver si voy a tener algún problema’. No sé, creo que nos lo tenemos que plantear.

–A ti se te ha juzgado no sólo en los tribunales, también en la calle. ¿Qué te dice la gente? ¿Qué sensación percibes a tu alrededor?
–Ahora mismo, cuando salgo a la calle, o durante todo este tiempo que he estado en libertad provisonal, sí que he notado mucho apoyo de la gente que, conociéndome o no, me han dado ánimos. Me dicen que están conmigo, cosa que tengo que agradecer muchísimo, y que lo seguiré agradeciendo... Pero todo esto ha llegado a un fin, que es que voy a ingresar en prisión siendo inocente. Y que piensen, pido que la gente analice y reflexione, que le puede pasar a cualquiera de ellos o cualquiera de sus hijos. Que piensen cómo se podrían sentir por una injusticia total. Simplemente es eso, sigo diciendo que soy inocente y que me voy como inocente a prisión. Iremos al Tribunal Constitucional, pero bueno, hasta aquí es eso, no hay más.

–Y todo lo achacas a la decisión de un jurado popular...
–Como hemos hecho referencia antes [en la primera parte de esta entrevista publicada ayer domingo en La Nueva Crónica], a lo que el jurado no ha probado, no ha escuchado y ha respondido muy alegremente, a mi parecer, o condicionado, porque ya también nos lo cuestionamos, si es que ha sido que ha estado condicionado por temas externos o lo que sea, porque no es normal... Bueno, pues me gustaría que se sepa qué tipo de preguntas tenían que resolver. Sobre todo la primera, que es la que lleva a todo esto, es: «¿La acusada doña Raquel Gago Rodríguez, agente de la Policía Local del Ayuntamiento de León, conoció los propósitos homicidas de las otras dos acusadas doña Monserrat Ascensión González Fernández y doña Monserrat Triana Martínez González, y aceptó formar parte del plan urdido por estas para matar a doña Isabel Carrasco Lorenzo?» Contestaron que sí, y eso no se ha probado, ni siquiera han podido motivarlo, solo es porque tomamos un café. Y por contestar a esa pregunta que sí, tuvieron que contestar al resto. Por eso yo digo que el jurado se ha equivocado porque si no hubiesen dado por probada esa pregunta no hubiésemos llegado al día de hoy.

–Apuntas que recurriréis ante el Tribunal Constitucional, pero ¿qué va a pasar ahora?
A mí lo que me gustaría es que todo esto no acabara aquí, que nadie se olvidara al día siguiente de esta historia, que no le pase a nadie más y que, si hay cualquier tipo de persona, asociación, ya sea profesional o personal, que esté interesada por este caso, por cómo he sido tratada, por cómo he sido juzgada, que se ponga en contacto con mi abogado, Fermín Guerrero, haré que mi familia les haga llegar toda la documentación para que la estudien, la revisen.

–¿Seguirás tratando de convencer de que eres inocente?
–Yo no quiero convencer a nadie por mis palabras, yo quiero que lo comprueben.

–No hemos escuchado a Triana y a Montserrat hablar mucho de ti en el juicio ni a ti de ellas. ¿Las guardas odio o rencor?
–Esto ha durado mucho tiempo y pasas por muchas fases y muchos estados de ánimo y demás. ¿El odio? Pues creo que pasas por el odio, por la ira... por muchísimas sensaciones, no te las podría enumerar. Y muchas, en muchos momentos se pueden mezclar. Pero no sé si por las personas que tengo a mi lado o por mi propia creencia, creo que el odio no te deja vivir. Bueno, pues tendrás muchas otras cosas, no sabrás expresarlas en muchos momentos, pero yo prefiero poder vivir a que, al contrario, el odio no te deje vivir.

–¿Estás satisfecha con el trabajo del abogado que ha ejercido tu defensa?
–A ver, yo he estado con Fermín todo este tiempo porque confiaba en él y confío en él, y a día de hoy él está conmigo. Si me preguntas por los resultados, por cómo ha terminado todo el proceso... pues lo único que puedo decir es que tengo muy muy claro que da igual que fuese Fermín, Manolo, Pedro, Juan o el mejor bufete de abogados de Madrid, el resultado creo que, tristemente, iba a ser el mismo.

Lee la primera parte de la entrevista en el siguiente enlace: "Me siento víctima de una situación política"
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