¿Quién protege el patrimonio?

Por Juan Carlos Ponga

Juan Carlos Ponga
20/09/2020
 Actualizado a 20/09/2020
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Nuestra ciudad tiene una antigüedad de más de 2000 años y por lógica y afortunadamente conservamos patrimonio de casi todas las épocas. Esto exige de nuestras administraciones una atención hacia todos los edificios y restos. Por ello hemos de reconocer que el patrimonio de la ciudad de León es algo más que la catedral y la basílica de san Isidoro, aunque estos dos edificios señeros centren el pensamiento de muchos leoneses y de las administraciones.

Pero no todos los monumentos de la ciudad reciben la misma atención,varias construcciones o elementos del patrimonio languidecen tranquilamente sin que nadie mire por ellos y otros son transformados con accesorios espurios que modifican su imagen de forma esencial.

En la revista número XVI de Promonumenta denuncié el cambio de carpinterías que se ha hecho en el antiguo convento de San Marcos de la Orden de Santiago, en el que se han sustituido los ventanales de la fachada que presentaban carpinterías de madera con una composición que encajaba con la historia del edificio por otras de un solo paño, que rompen con la historia y son un insulto para el monumento. Nadie ha recogido la denuncia a pesar de ser un atentado para el patrimonio en el que son tan culpableslos autores como los que lo han autorizado.

Lo mismo se ha autorizado por Patrimonio en el seminario de San Froilán en la calle de Mariano Domínguez Berrueta.El ayuntamiento de la ciudad ha dado la callada por respuesta y, si no estoy mal informado, tiene representación en la Comisión de Patrimonio, por lo que no puede desconocer estos hechos. Pero está a la vista que es posible que esté de acuerdo con estos dos atentados contra el patrimonio local, pues no protesta.El ayuntamiento está obligado a exigir a todos los edificios con mas de 50 años que pasen la ITE, Inspección Técnica de Edificaciones, cuyos informes se han de presentar en plazo. La propiedad ha de solventar las deficiencias que se encuentren en dichas construcciones y, si no lo hace, el ayuntamiento está autorizado a la realización de las mismas, de forma subsidiaria, pasando el coste correspondiente a la propiedad.A pesar de todo lo anterior cuando paseamos por la ciudad nos encontramos con bastantes edificios que, al menos en el exterior, presentan desperfectos y no se han subsanado.Entre las construcciones que se encuentran en las condiciones anteriores están algunas que forman parte del patrimonio local y que languidecen y se van perdiendo poco a poco- En la calle Serranos, en el número 5, la casa palacio del marqués de Lorenzana cuya portada con escudo incluido se va desmoronando sin que a casi nadie le importe. - En la calle de san Pelayo tenemos una portada gótica casi totalmente perdida que no ha recibido ninguna atención. - En la plaza de las Torres de Omaña, el palacio del cardenal Lorenzana exige una restauración, al menos de la fachada.- En la calle de Dámaso Merino están las ruinas de otro antiguo palacio con una portada de finales del XVI que va desmoronándoseEsto es solo un ejemplo que representa el desprecio y el desinterés del ayuntamiento por el patrimonio de la ciudad y, que teniendo en su mano instrumentos para intervenir en defensa de estos edificios que forman parte del patrimonio de León no hacen nada. En el momento actual, el ayuntamiento está interesado en la liberación de la muralla en la Era del Moro, lo que está muy buen y ya era hora, pero parece que no hay nada más que hacer. A todo lo anterior, que es muy importante, hay que añadir el estado en que se encuentra la muralla tardorromana, que se ha restaurado hace mas de un año en calle del Conde de Rebolledo, y se ha convertido en un estercolero. El espacio está protegido por una valla metálica provisional, tras la cual hay un basurero y han empezado a crecer malas hierbas que ya asoman por encima de la valla.

¿Para cuando un solución a esta parte de la muralla?

Entre la Comisión del Patrimonio de la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento los leoneses vamos viendo como nuestra ciudad cada día pierde parte de su patrimonio. Como, en la ciudad, carecemos casi de industria, se está apostando por un turismo basado en la gastronomía y el patrimonio. Lo primero va bien, pero lo segundo necesita un empuje poderoso en cuanto a su mantenimiento y al respeto que merece.
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