"Quien hace música, dice y escucha al mismo tiempo"

Abe Rábade presenta este sábado en el ciclo de jazz programado por la Fundación Cerezales Antonino y Cinia el programa ‘Gromos’, donde se funden jazz, música tradicional gallega y música clásica

Emilio L. Castellanos
06/08/2022
 Actualizado a 06/08/2022
Abe Rábade ofrece un concierto este sábado en la Fundación Cerezales. | Alexandre Fernández
Abe Rábade ofrece un concierto este sábado en la Fundación Cerezales. | Alexandre Fernández
Arrastrando todavía su adolescencia se plantó un día en Berklee, probablemente el centro de formación musical de mayor reputación del globo terráqueo, alentado por una ilusión y una curiosidad que aún hoy conserva y sobre las que ha ido depositando una trayectoria que se traduce en una quincena de álbumes a su nombre (a los que habría que sumar aquellos de otros músicos donde ejerció como colaborador), cientos y cientos de actuaciones por todo el mundo al frente de sus propios proyectos (es la cabeza de un trío con Pablo Martín Caminero y Bruno Pedroso que hoy es una de las formaciones más estables del jazz español) o en calidad de cómplice de otros, un puñado amplio de composiciones propias que tejen diálogos entre diferentes sonoridades (principalmente el jazz, la música clásica y la música de raíz) y disciplinas artísticas y el cultivo de la docencia en dos conservatorios superiores de música. "Sigo teniendo una concepción de la vida muy marcada por la curiosidad hacia lo diferente, hacia lo ajeno, desde el amor a lo propio", comenta Abe Rábade, sin duda alguna uno de los grandes creadores del jazz nacional y de cuyo talento como pianista y compositor se tendrá oportunidad de disfrutar en vivo este sábado (21:30 horas, entrada libre) en el escenario exterior de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, de Cerezales del Condado, a la que acude para participar en Tropos, una de las parcelas de su actividad cultural estival, y presentar su nuevo proyecto, ‘Gromos’.

Wayne Shorter, uno de los más insignes saxofonistas del jazz de todos los tiempos, pronunció una frase que el compostelano ha hecho suya y ha acabado constituyéndose enuno de los ejes principales de su labor creativa: "El jazz es atreverse". "Esta música y el riesgo siempre van de la mano", comenta Rábade.

Más que entrevista, este texto que obra en manos del lector es el resumen de una larga conversación entre músico y periodista. Este último comparte con aquel la percepción que tiene de su música y para ello acude a una metáfora. Permítaseme la primera persona: "Yo que creo tu música se presenta como un camino que va ofreciendo diferentes bifurcaciones al oyente, el cual acaba regresando a la ruta inicial para volver a alejarse, y que se desenvuelve mecida por diferentes texturas y el ejercicio del imprevisto". Abe Rábade: "Últimamente me interesan muchísimo los mapas. Me llama mucho la atención la relación entre los mapas y la realidad. Lo que un mapa hace es guiar pero luego el camino debe ser recorrido. Es lo mismo que sucede con una partitura. Esta ofrece información para luego ser recorrida en la realidad y activar sensorialmente a quien accede a ella. Además de variado e imprevisible, el discurso de uno ha de tener consistencia y debe guiarse por un criterio que integre lo que se quiere decir musicalmente. Cuando uno tiene su propio discurso, se deberían integrar en este todas aquellas músicas que le interesan. Es un trabajo exigente, de exploración, de estudio… En los discos y en los conciertos es donde debe plasmarse eso. Uno siempre aspira a tener unidad sin renunciar a la exploración de paisajes diferentes. Una vez que se tiene asentada una base es preciso hacer incursiones en meandros diversos. De lo contrario, la música acaba siendo previsible y aburrida, y eso es la muerte".

La música de Abe Rábade se somete constantemente a un proceso de comunicación que tiene al oyente como fin último. "La claridad en el discurso es un valor: no hay que ser hermético o críptico. Intento practicarlo aunque no renuncio a que ciertas partes de mi música sean sofisticadas o más difíciles de entender. Sin embargo, no busco el enrevesamiento como un valor". Escarbando en la música de Abe Rábade, se advierte el abrazo de influencias tan variadas como el jazz, la clásica, la experimental o la música tradicional gallega e incluso de otros elementos musicales. "Se trata de hacer un buen caldo con todos los ingredientes de que se disponen. La música y la cocina tienen mucho que ver. Las dos tratan sobre el tiempo y las dos apelan a un sentido que tiene que ser saciado".

Galicia es otro referente conceptual en la obra del compostelano. Pero no como algo esencialmente localista sino como expresión de un territorio mítico y extemporáneo con vocación abierta y tendente a la universalidad. «Creo que lo local crece gracias a lo universal y lo universal crece gracias a lo local. Galicia forma parte de mi identidad y su cultura tradicional la quiero en mi música pero integrada. Mahler decía que la tradición no es la veneración de las cenizas sino la transmisión del fuego».

Gromos’ es el apéndice de un proyecto musical mucho más ambicioso, ‘Botánica’ (disco que aparecerá en breve), que está dando impulso a la inmediatez creativa de Abe Rábade y que encuentra su precedente en un concierto titulado ‘Lorca enamorado’, cuyo principal argumento estilístico se cifraba en la combinación de música tradicional gallega, jazz y flamenco. El pianista se dio cuenta que ritmos como la muñeira, el maneo o la xota son perfectamente maridables con el jazz y que la vegetación de los bosques gallegos podía servir perfectamente como eje de esta nueva empresa creativa, donde la labor de Davide Salvado, especialista en música tradicional gallega, resulta fundamental. Cada pieza musical de ‘Gromos’ está dedicada a una especie vegetal autóctona en un marco donde la música tradicional gallega se funde con el jazz y la música clásica. «Noto que este experimento, tan lleno de riesgo, ha salido muy natural». En Cerezales, Rábade avanzará temas de la nueva grabación con el acompañamiento de Pablo Martín Caminero (contrabajo), Naima Acuña (batería), Jimena Andíón (cello) y Davide Salvado (voz y panderos). «Cuando se inicia un proyecto de estas características, a la hora de seleccionar los músicos no sólo doy valor a sus capacidades artísticas sino también humanas», indica Rábade. «Siempre estoy aprendiendo de todos los aportes que hacen mis compañeros. La música tiene que ser gregaria, una experiencia colectiva. La música es una de las pocas actividades donde quien la cultiva dice y escucha al mismo tiempo».
Lo más leído