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¡Qué vienen los socialistas!

16/11/2019
 Actualizado a 16/11/2019
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Me gusta el cine cómico y sobre todo el español. Hasta el punto, de que haciendo zapping, buscando oxígeno que me sacara de tanto análisis político, me percaté de que en un canal estaban poniendo la mítica película ‘Yo hice a Roque III’. Un gran ‘flim’, como diría mi amigo Gonzalo, el mejor crítico en esto del séptimo arte.

Y allí, en el sofá, me veía feliz viendo como a Pajares le inflaban a leches, con los mismos chándales de táctel que el domingo desde primera hora lucían los compañeros de cola de la churrería de Santa Ana.

Poco me duró la alegría de la película, ya que la madre en apuros ejerció su derecho al mando a distancia, así que solo me quedó buscar refugio en el Ipad, eso sí, con auriculares. Y entre ‘Toy Story’ 1 ,2 y 3, ‘Vecinos invasores’, ‘Monstruos en la Universidad’ y ‘Mascotas’, me acordé de otra de las grandes: ‘¡Qué vienen los socialistas!’

Ambientada en la España de 1982, y ante la inminente victoria del partido socialista, en el que las encuestas indicaban que iba a arrasar (como así fue), en una pequeña localidad, los partidos de centro y derecha se desviven por agradar al líder del partido socialista con el fin de fraguar posibles alianzas.

Nada se les pondrá por delante, facilidades para un crédito, grandes mariscadas, clases extra de conducción (el representante socialista trabaja en una autoescuela). Tal es el miedo a la nacionalización, que dan por hecho que nacionalizarán desde la iglesia católica hasta el caviar. Asumen además que el deporte oficial será la petanca, (como González y Guerra) y rápidamente comienzan a entrenarse en ello.

Los partidos de derechas, entre los que hay un conde, se ‘tutean’ para dar a entender que son más demócratas, el liberal esconde el Mercedes en el garaje y se compra un 127, para no crear ostentación, y el farmacéutico recomienda comprar brillantes como ‘huevos’, porque en caso de revolución, «los pueden meter en bolsillo y salir pitando».

Quien le iba a decir a Mariano Ozores que treinta años más tarde, esta película iba a estar tan comentada, después de los resultados del pasado domingo y el abrazo del oso del martes.

Y hoy, algunos volveremos a votar, porque se decidirá lo que verdaderamente importa, lo serio: ¿modificación del Encuentro? ¿Recorte de la parte nueva? ¿Cambio de imágenes de la Crucifixión? ¿Mover el triduo para que la sobremesa del domingo sea más digestiva? No sé lo que saldrá, pero muchos no dormirán, ni cenarán, porque la flema es tan ciega y fanática, que hace que solo nos movilicemos para asuntos como estos, y pasemos de lo de los colegios, los médicos y la igualdad de oportunidades, de puntillas.
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