¿Que si estaba qué?

23/07/2021
 Actualizado a 23/07/2021
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¿Jorge, pero tú estás seguro de que quieres ir?». En un porcentaje muy alto esa es la respuesta que me he encontrado en cada conversación que he mantenido las últimas semanas sobre los Juegos Olímpicos.

No puedo decir que la experiencia de ser olímpico (periodista, pero olímpico) haya sido sencilla o haya estado llena de certidumbre y decisiones tomadas desde el total convencimiento. Hace casi dos años que sé que una acreditación de prensa para estar en Tokio me esperaba, lo que no imaginaba es que fuera a ser en estas condiciones. Llevo 3 días encerrado en una habitación no más grande que la cocina de mi casa guardando la cuarentena obligatoria a la que nos somete el gobierno de Japón a todos los extranjeros que venimos con una acreditación a los Juegos. Y esto ha sido lo más fácil de todo.

Durante meses he tenido que rellenar prácticamente un Excel diario, cada uno de ellos asociado a un manual de 60 páginas en inglés y plagado de lenguaje técnico. Me he tenido que descargar varias aplicaciones para que me tengan controlado en todo momento en base a un plan de actividades que he tenido que enviar antes de viajar y que necesita de la aprobación gubernamental para poder entrar en el país. Como si el problema lo tuviéramos nosotros.

No hay un solo ciudadano japonés que tenga menos riesgo de propagar el maldito Covid que los periodistas que llegamos desde el extranjero. He pasado 5 test PCR en los últimos 8 días, 2 en León, uno al aterrizar en Japón y otros 3 en cada uno de los días que he estado encerrado en esta habitación que al menos tiene vistas a la calle, algo que el que ha estado en Tokio sabrá que es todo un privilegio. Además, a través de una de las apps del gobierno, quien sea que esté al otro lado sabe cada día cuál es mi temperatura corporal, si tomo algún medicamento o si he estado en contacto con alguien que pudiera ser positivo. Ciencia ficción.

Abro el correo. «Jorge, tienes una entrada para asistir a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, pasa a recogerla cuando puedas». Que si estaba seguro me preguntaban. Nunca lo estuve tanto.
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