¡Qué potaje en La Bañeza!

Los bañezanos han disfrutado este miércoles de su tradicional Santo Potajero con una procesión en la que los pequeños braceros portan un talla del Nazareno, una tradición que nunca falta en su Semana Santa

Pedro J. Abajo
17/04/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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Con la eterna ilusión de cerca de doscientos niños cofrades por pujar el Santo Potajero, la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad ha vuelto a repartir este miércoles alrededor de 4.000 raciones del menú más famoso de la Semana Santa leonesa, una cita que en tiempos remotos llenaba los aledaños de la capilla de la hermandad de pobres y hoy en día es una fiesta declarada de Interés Turístico Provincial donde no se entiende de edades ni de condición social entre los reunidos en torno a los pucheros calentados al fuego, como se hacía antes.

El Santo Potajero tiene una relevancia especial en el programa de la Pasión de La Bañeza por ser una tradición que aúna gastronomía, espiritualidad y fervor popular que precisa el trabajo de decenas de personas desde primera hora de la madrugada. Una vez preparado el menú, durante la procesión no faltó la tradicional cantinela “Santo Potajero, lléname el puchero…” animada por Arturo Cabo, párroco de El Salvador, quien fue el encargado de bendecir el menú compuesto por garbanzos con arroz y bacalao al ajo arriero, con una naranja para el postre y una pasta como dulce.

Una vez más, el menú que antaño estaba destinado a dar de comer a los pobres y presos de la cárcel de la ciudad coincidiendo con la Semana Santa es un evento que hoy reúne a miles de comensales de toda condición y muchos de ellos llegados desde otros puntos de la provincia o de provincias limítrofes, haciendo de esta ancestral costumbre una auténtica fiesta que pone la nota gastronómica en la semana de Pasión que se celebra en La Bañeza.

Para muchos niños el Santo Potajero es la primera ocasión de pujar sobre sus hombros un paso semanasantero y también la primera oportunidad para degustar una ración de la comida elaborada con 300 kilos de garbanzos y otros cien de arroz, más de 200 kilos de bacalao y otros tantos litros de aceite, ajos, pimentón y sal. Ingredientes a los que se suman la experiencia de cuatrocientos años preparando esta comida cuyos preparativos comienzan varias semanas antes de la Semana Santa.
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