Que nieve en enero

Créame, por mucho que intenten convencerle de lo contrario cada vez que estos días encienda la televisión, que el hecho de que nieve en enero, en pleno invierno, no es ninguna novedad ni ningún efecto del cambio climático ni nada raro. Al menos en León, aunque los informativos nacionales pretendan hacerle ver lo contrario y por eso dedican veintinueve de los treinta minutos disponibles a contarnos que ha caído mucha nieve y todo lo que ocurre.

Pero está claro que las modas de hacer periodismo cambian que es una barbaridad y estos días ya no hay más reportajes, directos y relatos ciudadanos de cómo Filomena tiñó de blanco Madrid y colapsó la ciudad a pesar de que desde la meseta para arriba –como dicen los más castizos de la villa– vemos que no es para tanto y a pesar de que llevaban una semana pensando en la borrasca y lo más lógico hubiera sido la previsión.

Dicen que cuando Madrid estornuda la sacudida se ha de oír de Pamplona para allá y resulta que va a ser verdad. Porque aunque los leoneses, sobre todo los de la montaña, llevamos semanas hartos de ver estampas blancas la nevada de Madrid ha sido capaz hasta de acabar con el Covid por unos días. Qué mérito tiene Filomena, oiga. ¿A ver si va a tener algo de razón aquella idea peregrina de que el coronavirus se termina cuando dejemos de hablar de él?

Es cierto que Madrid y sobre todo los madrileños no están acostumbrados a ver caer tanta nieve junta en plena ciudad y todo esto les ha pillado por sorpresa. Pero en León, que también dimos hace unos días cuenta de la temperatura más baja de España con casi 36 grados bajo cero y estamos acostumbrados a ver un metro de nieve en algunos pueblos del norte de la provincia, coches con cadenas, pueblos incomunicados y el hielo colgando de los canalones estas cosas nos dan la risa.