«¿Qué hacemos aquí, papi?»

La solución siempre está en una pregunta, siempre que la haga un niño. La ingenuidad es un disparo directo a la verdad de lo que ocurre.

Aquel «¿papá, porqué somos del Atleti?» no era más que el reflejo hecho publicidad de una realidad incuestionable, que preguntan aquello que no entienden y que casi siempre complica mucho la respuesta.

¿Qué decirle al chaval que se te planta un día en mitad de la comida con una reflexión como «si hace falta un profesor para cada asignatura porqué yo tengo que aprenderlas todas»?, y cuando ve que guardas silencio se viene arriba y dice que «la de Naturales me tiene manía, le contesté bien a la pregunta que me hizo pero me suspendió».

– ¿Qué te preguntó?

– ¿Porqué no se pueden comer los ‘pezqueñines’?

– ¿Y qué le dijiste?

– Porque te quedas con hambre.

Complicado entender la ingenuidad, lo mejor es defenderse de manera preventiva y cuando ves que van a disparar con cara de buenos piensa rápido.

– ¿No me puedes reñir si no he hecho nada?

– ¿Qué has hecho?

Nada. Y los deberes tampoco.

Casi mejor explicarles por qué somos del Atleti.