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¿Qué fue del ‘Grial’ leonés?

12/07/2020
 Actualizado a 12/07/2020
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Las campañas publicitarias para atraer turismo en este verano de cabreos, incertidumbres y pésimos augurios, se sustancian por todo el territorio nacional. Hasta Cataluña –mejor dicho, su gobierno separatista encabezado por el lunático Torra– se ha desdicho de sus infames insultos hacia España y los españoles, y, ahora, resulta que nos quieren un huevo. Por el momento. Y sólo por el momento hemos dejado de ser «bestias con forma humana» o «animalillos descerebrados». El fielato para cambiar de categoría por una temporada es dejar allí los dineros vacacionales.

De manera, que quien más y quien menos explora los recursos o reclamos que puede aportar en su oferta publicitaria, algo que en el caso de la capital leonesa se constriñe a su monumentalidad –que es muy rica– y a su ocio gastronómico, que también goza de buena salud. Hay alguna otra cosa a mayores, cierto, pero estas son las dos principales. ¿Y el Cáliz de Cristo, el Santo Grial, qué fue de él? ¡Coño! ya nadie habla de ello. Aquellas pomposas manifestaciones, esos ‘pases’ por las televisiones de todo espectro y condición, la película que se rodó con el título ‘Onyx, los reyes del grial’, el bombo y autobombo que le otorgaron como si se tratara de lapiedra filosofal… ¿En qué quedó?, en nada.

Aplicando el sentido común –el rigor y los datos quedan en manos de los expertos– cualquiera pudo deducir en el año 2018, coincidiendo con la titulada ‘Capital Española de la Gastronomía’ –que tampoco se sabe muy bien para qué sirvió, en palabras de muchísimos hosteleros–, que el Grial leonés era un cuento chino, una filfa. ¿La razón? que en ningún momento se utilizó como reclamo para aumentar el número de visitantes, que ese era el fin de la dichosa capitalidad. Y, por si fuera poco, a eso se le suma que la coautora del ‘celebradísimo’ descubrimiento era, a la sazón, la concejala de Cultura, Patrimonio y Turismo del Ayuntamiento de León. Mejor ‘gancho’ e intendenciapara ponderar que el ‘gran hallazgo’ cristiano –con el nombre de ‘Cáliz de Doña Urraca’– se refugiaba entre los muros de San Isidoro, imposible.

De manera, que la fábula sobre la sagrada copa –denunciada, después, por prestigiosos especialistas en la materia– resultó un embauque intelectual y un fraude sentimental para miles de leoneses –sobre todo para los del sector turístico– porque suponía sumar a lo habitual de las promociones, uno de los atractivos más destacados de toda España. Incluso, en dura competencia con Valencia, que presume de que su Grial es el auténtico. Lo cierto es que los refutados –los autores a dúo de la polémica historia– no han refutado a los refutadores. Y hasta ahí se puede leer. Al estilo de Rajoy, fin de la cita.
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