21/12/2020
 Actualizado a 21/12/2020
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Que calentón se tuvieron que llevar quienes decidieron que un año tirado en mitad de la senda ya era suficiente tiempo como para quitar ese tronco de ahí. Si la leña calienta cuando la cortas y cuando la quemas, a estos el chopo ese les calentó antes, durante y seguro que todavía tienen unas cuantas pulsaciones de más. Dices tú de crossfit… Si aparece el guarda se llevan el susto de su vida por más que se lo agradezcamos los demás no saben cuánto. A Confederación (CHD, Confederación Hidrográfica del Duero) se la teme casi más que al nublao o la quema. Hay veces que se sale uno un poco de la vereda y ya se siente un infractor, es casi un estado de ánimo. Con esto en la cabeza, no extraña que los leñadores tiraran de serrucho para no hacer ruido. No había una viruta de serrín en el suelo y prácticamente no dejaron ni una rama en la escena del crimen. Ni una mala marca de arrastre había, por lo que intuyo que lo cargaron también a brazo. A lo que hay que llegar… Mucho me temo que no lo hicieran con nocturnidad, temerosos de que les pillaran a plena luz con argumentos legales suficientes –que no es lo mismo que motivos– para una receta de unos cuantos cientos de euros, por más que lo que estaban haciendo era retirar un obstáculo que impedía avanzar y amenazaba con derribar otros árboles y seguir escarbando la orilla, lo que en jerga administrativa se definiría como una grave alteración del medio o una drástica intervención en el curso propio de la naturaleza. Lo cierto es que lo único que hicieron fue adecentar lo que todos usamos con total naturalidad y respeto, lo que se hizo toda la vida hasta que la linde se movió hasta el borde de la mesa del cargo o funcionario de turno.

Ese chopo ya no está en ese camino, pero repartidos por toda la provincia hay miles de chopos caídos que realmente no son lo que estorba.
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