"Putin se está aprovechando de la debilidad de Europa"

En ‘La gran revolución americana’, del leonés Pedro F. Ramos Josa, ofrece un análisis sobre la política exterior de EEUU

Joaquín Revuelta
09/06/2015
 Actualizado a 01/09/2019
El leonés Pedro F. Ramos Josa presenta en Artemis el libro ‘La gran revolución americana’, sobre la política exterior de EEUU.
El leonés Pedro F. Ramos Josa presenta en Artemis el libro ‘La gran revolución americana’, sobre la política exterior de EEUU.
"Uno de los campos en los que es difícil que se dé en nuestros días una confrontación pacífica de ideas es el del análisis de las políticas de los Estados Unidos en el ámbito exterior, ya que se suelen tomar habitualmente como punto de partida unos cuantos lugares comunes y prejuicios que hacen muy difícil cualquier posibilidad de debate mínimamente riguroso", señala Pedro F. Ramos Josa, escritor leonés que este martes a las 20:15 horas presenta en la librería Artemis‘La gran revolución americana’ (Ediciones Encuentro), un libro que permite un acercamiento a esta cuestión alejado de los estereotipos habituales, donde el autor intenta desentrañar de forma seria y ponderada cómo, desde su independencia hasta el presente, la política exterior norteamericana "se ha ido rigiendo por una serie de principios ideológicos y tradiciones políticas que la han hecho fluctuar, a lo largo del tiempo, entre unas posiciones marcadamente aislacionistas y otras de carácter claramente internacionalista".    

– Hace algunos años los corresponsales internacionales y analistas políticos atribuían a Estados Unidos el papel de guardián del orden mundial. No sé si este papel sigue teniendo vigencia desde la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca.
– Ya no es así. Aunque sea demócrata, Barack Obama es de tradición conservadora. Además, Obama se encontró con una crisis económica que no conocía Estados Unidos desde el crack de 1929 y su primer objetivo cuando llegó a la Casa Blanca fue resolver esa crisis. El problema es que ejercer de policía mundial cuesta mucho dinero, que ahora Estados Unidos no tiene. Tampoco hay que olvidar que Obama heredó dos intervenciones muy cuestionadas, como fueron las de Afganistán e Irak.Entonces, entre la crisis, las dos mencionadas intervenciones, el coste político que supuso para los republicanos y las ganas de cambio que tenía la Administración Obama han hecho que Estados Unidos intervenga menos. Todas esas variables lo que hacen al final es perjudicar el intervencionismo y el papel de policía mundial de Estados Unidos. Luego, además, la filosofía política del presidente Obama está en contra de asumir ese papel.

– Recientemente, el presidente Barack Obama nos ha sorprendido con la nueva política que pretende con relación a Cuba, restableciendo las relaciones diplomáticas con un ‘enemigo’ tradicional. ¿Cree que esta media tendrá largo recorrido o se verá de nuevo afectada por la llegada de otra Administración?
– No creo que vaya a haber un cambio, porque sectores republicanos como la Cámara de Comercio están a favor de resolver ese expediente, que es totalmente anacrónico. De eso se han dado cuenta tanto los demócratas desde hace ya muchos años como sectores importantes republicanos, y considero que no va a cambiar. Obama lo que ha hecho es formalizar algo que se veía venir y que era necesario. No tenía mucho sentido el mantener a Cuba en el ‘eje del mal’ y, además, el embargo perjudicaba ya también a Estados Unidos, no solo en cuestión de inmigrantes  y del peso que éstos tienen en un Estado como Florida, sino por el motor económico que supone tener una Cuba postcastrista tanto para Estados Unidos como para los propios cubanos.

– Atrás han quedado los tiempos de la Guerra Fría con dos bloques tradicionalmente enfrentados como Estados Unidos y Rusia. ¿Cómo es hoy la relación entre estas dos superpotencias?
– El problema hoy en esa relación es Europa. Ahora mismo nos encontramos con que Europa es muy débil, sobre todo en política de seguridad pero también en política exterior. Eso lo aprovecha muy bien Rusia, que con Putin tiene la política más intervencionista desde hace mucho antes de la caída del muro de Berlín. El principal problema lo tiene Europa, no lo tiene Estados Unidos. Donde Rusia va a competir, va a intervenir y a estar al filo de la ley, como pasa en Ucrania, es en Europa. Obama ya  dijo que iba a dar un giro hacia Asia y en estos momentos Europa para Obama es un apéndice de Asia, nada más.

– ¿Cuál sería entonces la gran amenaza de Estados Unidos en la actualidad?
– China, no hay otra. De hecho no se puede entender el comportamiento de Putin sin el apoyo de Pekín. La corriente neoconservadora, sobre todo con Bush hijo, siempre mantuvo que el competidor más próximo iba a ser China. A Rusia le falta primero economía y luego el sostén de una gran población, algo que China tiene con creces y sobre todo poder económico.
 
– El papel de España con relación a Estados Unidos no parece que haya cambiado a lo largo de las últimas décadas. Siempre hemos sido un poco el tonto útil.
– España lo que tiene que saber es que es una potencia de segundo a tercer grado. Pero es importante estratégicamente hablando. Tenemos que tener claro hacia dónde queremos ir. Si permanecemos en Occidente o ir hacia una nebulosa de países no alineados, como pretenden ahora algunas nuevas formaciones. Considero que la baza de España es ser importante sin olvidar el papel secundario que tiene.

– A su juicio, ¿qué presidente norteamericano ha sido el que ha realizado una mejor política exterior para los propios intereses nacionales del país y cuál de ellos ha sido el que ha tratado de buscar un mayor consenso internacional?
– Bush padre empezó muy bien y en sintonía con el ansia de todo el mundo de que tras la caída del muro de Berlín por fin Naciones Unidas funcionase. El programa de Bush padre con su nuevo orden internacional respondía a ese anhelo de paz y seguridad mundial, pero no tenía recursos para ello ni contaba con la legitimidad para hacerlo. En cuanto a los intereses nacionales, Harry Truman, el creador de la contención, que supo forjar una política exterior que dotó a Estados Unidos de un consenso político capaz de saber enfrentar la amenaza comunista durante más de cuatro décadas. De hecho, el problema que ha tenido Estados Unidos desde el final de la Guerra Fría es que no ha sabido crear una alternativa a esa contención.
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