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Pugna pro mens sana

17/01/2021
 Actualizado a 17/01/2021
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Hay palabras que se anudan a la garganta cuando la mente circula a más de la velocidad permitida. Es difícil canalizar los pensamientos cuando no conoces si tus certezas seguirán siendo las mismas de aquí a tres horas. De hecho, la diferencia entre mi realidad actual –cenando hummus en el sofá– y la que tendré cuando ustedes lean estas palabras puede que sea abismal. O no, quien sabe.

Desearía tener una respuesta clara, pero quienes pueden otorgarla prefieren jugar con nosotros. Miles de estudiantes observamos a diario cómo nuestras universidades se jactan de invertir inmensas cantidades de dinero en instaurar una docencia online –sin éxito, claramente– y que, a la hora de la verdad, solo perpetúan el sistema de papel, boli y vómito de contenidos. Estamos en medio de la tercera ola y Madrid continúa teñido de blanco tras una nevada histórica que la administración aún no ha querido quitar de las calles, pero pretenden que hagamos exámenes presenciales sí o sí. No estoy a favor del modelo online, pero creo que no hay contradicción en desear –por nuestra salud y la de nuestros allegados– la realización de exámenes a través de internet.

No solo hablo del bienestar físico, también del mental, que es igual o más importante que el anterior. Llevamos cuatro meses de curso a un ritmo trepidante, estresante y hasta desesperante. Es agotador dedicar de diez a quince horas diarias al estudio –clases, trabajos, apuntes, etc.– y que un profesor admita que no se lee nuestros trabajos semanales, que otro explique que no piensa corregir cien exámenes o que otro no aparezca por clase cuando le viene en gana. Evidentemente, hay quienes no son así y aprender de esas personas es un motivante placer, pero, por desgracia, no es lo habitual.

Ahora solo sé que apenas he parado desde septiembre y que debería estar terminando unos exámenes que sigo sin haber comenzado porque no dejan de posponerlos. Ay, qué diferente sería si hubiera algún modo de hacerlos por internet y procurar el bienestar del alumnado… No se engañen, en esta institución poco se aprende, solamente se paga un precio abusivo para librar una batalla por mantener la mente sana.
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