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Pucherazo y censo inflado

19/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Si bien es cierto que los tiempos han cambiado, aún seguimos utilizando términos sobre política de tiempos pasados por su parecido con los tiempos presentes. ¿Quién no ha oído hablar de ‘pucherazo’ cuando se habla de fraude o tongo en una elección?

Viajemos en el tiempo y recordemos que era eso del pucherazo, y pongamos un poco de luz al término.

Pucherazo, hacía referencia a la manipulación electoral en la época de la alternancia entre Conservadores y Liberales, durante la restauración borbónica en España (1874-1931). Una autentica dominación política para la alternancia en el poder, que hizo de las zonas rurales y las pequeñas ciudades un auténtico sembrado de caciques que marcarían la política de nuestro país; para llevar a cabo la manipulación, se guardaban papeletas de voto en un puchero (de ahí su denominación) y se añadían o sustraían de la urna electoral a gusto del consumidor, es decir, para que ganase el que se hubiese acordado.

Pero se utilizaban otros métodos, instrumentos de nuestra guerra política, para conseguir los resultados deseados: desde colocar las urnas en lugares de acceso imposible para impedir que los electores fuesen a votar, al uso de los ‘Lázaros’, es decir, esos muertos que resucitaban para ir a votar. Para ello se usurpaba la identidad del muerto (ya que los censos estaban cerrados con fechas anteriores a sus fallecimientos), y se iba a votar haciéndose pasar por estos.

Y es que el tema del Censo Electoral, sigue trayendo su conflicto. Continuamente se registran noticias de poblaciones que, por arte de magia, pasan de tener 20 habitantes a los 100 censados en un abrir y cerrar de ojos. Todo es válido en el arte de mentir que es la política si con ello se consigue el objetivo; conseguir el puesto poder. Por suerte, hemos evolucionado y existen métodos de control para perseguir estas prácticas de tiempos lejanos y las actuales; instrumentos como la Junta Electoral, sirven para vigilar, recoger las denuncias y castigar a aquellos ‘adelantados’ que intenten burlar las Leyes.

Pero quedan muchos pasos por andar en este arduo camino electoral y aún estamos a las puertas de la gran batalla que se habrá de librar próximamente. Las nuevas tecnologías, abren nuevos métodos de participación y elección política que generan serias dudas respecto a su control y transparencia. Veremos si la antigua Ley Electoral, basada en la representación por Provincias, sigue favoreciendo a los partidos mayoritarios (PP, PSOE) o por el contrario colocan a los nuevos partidos (Podemos, Cs, Vox…) a la misma altura que los mayoritarios; un nuevo ‘espectro político polarizado’ (numeroso y dividido). Quizá ese espectro fantasmagórico, sea el anunciador de la hecatombe que se habrá de producir.

¿Serán capaces nuestros políticos de formar mayorías estables para el Gobierno, o nos veremos abocados a repetición de Elecciones en numerosas ocasiones? En nada lo sabremos.

Terminaremos con nuestra cita del día:
«El mago hizo un gesto y desapareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y desapareció el mago». (Woody Allen)

Pedro Villanueva es politólogo
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