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Psicología en la inversión

01/11/2022
 Actualizado a 01/11/2022
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Además de informarnos bien del producto financiero del que estemos interesados, conviene caer en la cuenta de que existen algunos mecanismos psicológicos que intervienen a la hora de tomar una decisión de inversión y algunos sesgos o errores que pueden afectar. Nuestro cerebro tiende a ahorrar energía para las decisiones del día a día, normalmente poco trascendentes; por eso, recurre a ciertos trucos o atajos mentales, de manera inconsciente, que le ayudan a simplificar cualquier toma de decisión. Hay nueve o diez significativos. Hoy, les hablaré de dos, muy habituales.

Uno de estos sesgos que a todos nos afecta como inversores es el ‘exceso de confianza’. Me confío creyendo que dispongo de toda la información necesaria para emitir un juicio prudente. Creo que sé más de lo que realmente sé. Este exceso de confianza se combate siendo humildes, aceptando nuestras limitaciones y la realidad de entender que hay muchos datos que se nos escapan y admiten diversas interpretaciones. En este sentido, contrastar nuestra ‘visión’ con algún asesor experimentado de confianza nos puede ser de mucha utilidad.

Otro sesgo que percibo en los inversores es la ‘ilusión de control’, pensar que podemos influir en algo en lo que realmente no tenemos control alguno. En ‘Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”, Covey nos recordaba la distinción esencial entre “círculo de influencia’ –allí donde podemos hacer algo–, y ‘círculo de preocupación’. Y en el terreno de la inversión, más que orientarnos por cuestiones macroeconómicas, difíciles de interpretar incluso para los más experimentados, centrémonos en nuestra propia realidad: nuestra capacidad de ahorro, de riesgo, de formación, nuestros condicionamientos personales, profesionales etc. Parámetros que podemos manejar y en función de ellos, ‘controlar’ lo que se pueda controlar. Es una forma de responsabilizarnos.
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