01/05/2022
 Actualizado a 01/05/2022
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PSI es la unidad de presión con la que informaban de la amortiguación de las cámaras de aire de las Nike y también el nombre de la letra griega que simboliza la psicología. La misma que seguro que va tatuada en el interior de la muñeca de muchos graduados en aquella disciplina, orgullososde su tridente, tan simétrico, en rojo diabólico, azul Poseidón o negro meconio. Se la harían antes de acabar la carrera, cuando comenzaban a maliciarse que tendrían que dedicarse a otra cosa porque eran miles en la facultad.

Pero, quién se lo iba a decir a ellos, están que no dan abasto. Ni con macrogranjas de psicólogos lo haríamos para tanta aparición pública. Y es que ¡cómo va a haber suficientes psicólogos en las secciones de salud mental si están todos dando opiniones en los Telediarios! Ya hay más psicólogos en la tele que políticos. Psicólogos jóvenes, españoles todos, que aparecen desde sus casas con muy buena composición del plano (eso sí que lo clavan) o, incluso, muchos siendo entrevistados por un reportero de verdad. Increíble. Psicólogos, muy serios ellos, muy expertos.

¿Sube la gasolina? Un psicólogo al canto: «El efecto de esta subida puede derivar, según la teoría de Perogrullet, en un mayor nivel de inseguridad en el bolsillo de los contribuyentes».

¿Trompazo al presentador de los Oscar? El psicosabio: «Según el método de Wilson-Willow una conducta no agresiva cuando se recibe un bofetón en la cara indica deficiencia en los niveles de salvajismo y en los bajos instintos de condición agresora».

¿El Madrid vuelve a quedar un gol por debajo en la ida? Un tercero: «La moral de victoria es una condición sine cuá de los buenos vencedores no vencidos».

Ahora, para atender mis crisis no hay ni un profesional a menos del diámetro de la LE-30 por la parte que está acabada. En momentos como esos en los que pienso en fumigar con azufre a los de Qualitas Auto porque no me cogen el teléfono y creo que me van clavar una subida sangrante en la prima o cuando empiezo a dudar de mi amor filial porque me decidí por un cactus para regalar a mi madre en este día señalado no hay nadie de carne y hueso para mirármelo. A lo más, hay unas apariciones de dos muñecos sobre los hombros, que no son ángel y demonio, sino dos psicólogos, uno con el pelo corto y gafas y otro con cola de caballo.
Que ¿cuál es el diabólico? El que me grita: ¡¡¡la culpa es del cortisol!!!!
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