La sede del Grupo de Acción Local (GAL) Cuatro Valles acogió el pasado martes día 8 de marzo una reunión informativa sobre el ‘Viejo Camino de la Montaña’, también conocido popularmente como el ‘Camino Olvidado’. En esta jornada participaron representantes de los GAL ‘Montaña de Riaño’, Asodebi y Cuatro Valles, así como los municipios afectados por el trazado del mismo y otros colectivos interesados en su recuperación y puesta en valor.
Con el objetivo de dinamizar un proceso participado para el diseño de una estrategia común de puesta en valor de dicha ruta, ya se realizó un primer encuentro el día 7 de noviembre de 2015 en Aguilar de Campoo (Palencia) y diferentes reuniones en los territorios de los GAL de la provincia de León. En la jornada del pasado martes se informó a los asistentes de las potencialidades de este proyecto como herramienta de desarrollo sostenible y se solicitó su colaboración e implicación para la difusión y puesta en marcha del mismo. El próximo mes se ha programado una reunión con los GAL y representantes de diferentes colectivos de las provincias de Palencia, Burgos, Cantabria y País Vasco para exponer las conclusiones a las que se han llegado en las mesas provinciales y avanzar en el diseño de la estrategia a seguir.
La jornada informativa, que contó con la colaboración inestimable de los investigadores Rosa Fadón y Rafael Cid ya la que asistieron casi 40 personas,se desarrolló en el edificio de usos múltiples de la Mancomunidad de Municipios Omaña-Luna, sede del GAL Cuatro Valles, en la localidad de Canales-La Magdalena.
El trazado
Desde el siglo XI millones de personas fueron a Santiago a ganarse el jubileo a través de distintas rutas. Una de ellas, prácticamente desconocida, es el trazado del Camino Olvidado o Camino Viejo de la Montaña, que parte de Bilbao para llegar a Villafranca del Bierzo. Discurre por las provincias de Vizcaya, Burgos, Cantabria, Palencia y León, desde donde se enlaza con el Camino Francés o El Camino de Invierno para llegar a Santiago de Compostela.Se trata de una de las primeras rutas documentadas en la tradición jacobea, con un trazado de 637 kilómetros de recorrido. La situación de los reinos cristianos hizo que este conjunto de caminos, una de las más antiguas rutas, fuera relativamente frecuentada entre los siglos IX y XII. El intrincado itinerario costero y la peligrosidad de los caminos de la meseta, por los continuos ataques de las tropas musulmanas lo convirtió en una alternativa segura para los peregrinos con destino a Santiago.
